UN PROBLEMA DE SALUD Y POLITICA: FENTANILO.
“Entre los remedios que Dios Todopoderoso se ha dignado dar al hombre para
Aliviar sus sufrimientos, ninguno es tan universal y eficaz como el opio”. Año 1680.
Thomas Sydenham. Médico inglés (Wynford Eagle, Reino Unido 10 sep. 1624- Londres 29 de dic. 1689).
(Fuente: Goodman & Gilman. Las bases farmacológicas de la terapéutica. Ed. 6ta 1982 y Ed. 9ª. México 1996).1
Dr. Raúl Héctor Campa García. 3 de febrero de 2025.
Quizás la frase que se plasma debajo del título de esta columna, acuñada por Sydenham, cause una dualidad de sentimientos encontrados, a favor y encontra, Lo primero es que es una droga que debe ser exclusiva para uso medicinal, es un excelente analgésico, de uso frecuente en anestesiología y en paciente de cuidados paliativos, con cáncer, y en otros enfermos con patología en fase terminal, El problema es su uso recreativo que no está en las indicaciones médicas, y esto ha provocado cientos de miles de muertes.
La realidad es que el Fentanilo (o fentanyl), es una droga sintética derivada del opio, como otras tantas que se extrae de la planta de amapola o dormidera, que tiene más de 20 alcaloides distintos (morfina – en honor a Morfeo, dios del sueño, codeína, Fentanilo, etcétera. Opio, en griego, significa jugo. El jugo de amapola se ha mencionado en los escritos de Teofrasto (filósofo y botánico griego del siglo III a.C.). El opio se obtiene del exudado lechoso de las capsulas incididas inmaduras (o “botón” de la flor), de la planta de amapola (Papaver somniferum), Originaria de Asia menor.1 Pero que se cultiva legal e ilegalmente en muchas partes del mundo.1 El jugo lechoso que se extrae “rayando el bulbo” que al contacto con el aire se seca y forma una masa parda gomosa, que al deshidratarse se pulveriza para fabricar el opio oficial en polvo que contiene numerosos alcaloides de donde se sintetizan diferentes sustancias que actúan a nivel del Sistema Nervioso Central, como la Morfina, codeína, fentanilo, entre otras más, de utilidad clínica.1
Los opioides (drogas derivadas del opio), producida en laboratorios clandestinos, por organizaciones delincuenciales, desde muchos años atrás con otros tipos de sustancias opiáceas, pero que no habían producido una crisis tan severa como la que estamos observando actualmente con respecto al uso del fentanilo, en personas adictas a las drogas. La producción de estas sustancias, clandestinamente, no tienen ningún tipo de control, registro o seguimiento, y que no son utilizadas para fines medicinales, distintos al alivio del dolor y que se obtienen clandestinamente principalmente en forma de tabletas con diferentes sustancias mezcladas y de gran peligro de morir para quien las ingiere irresponsablemente para su salud física y mental.
Respecto al Fentanyl: es un opioide sintético, fue obtenido por primera vez en 1960 por Paul Jensen y su formulación para aplicación endovenosa, fue aprobada para su uso médico entre 1968 y 1972 por la Food and Drugs Administration (FDA) de los EE. UU. para el manejo del dolor severo en intensidad, En los años 70, en enfermos con adicción opioide, tanto el fentanilo como sus análogos (de bajo costo) fueron desplazando gradualmente al uso de heroína. De tal forma que las sobredosis con este fármaco no son algo desconocido; en la década de los 80, se describió el primer caso de intoxicación con este fármaco.2
[…] En la década de los 80, se empezaron a manufacturar análogos del fentanilo, principalmente en China, 90% de todo el fentanilo producido en China se exportaba a los EE. UU. Para su empleo en la investigación y el tratamiento del dolor. Sin embargo, desde 2013, se empezaron a diseñar en laboratorios clandestinos nuevas formulaciones de análogos de esta sustancia […] que incursionaron exitosamente en el mercado de drogas con fines recreativos y eludieron las leyes aplicables para la producción legal de ese grupo de medicamentos. A la fecha se identifican 1,400 análogos de esta sustancia de venta ilícita. Por ello, no obstante que el fentanilo es un fármaco aprobado por diversas agencias nacionales e internacionales para su uso médico, existen laboratorios clandestinos que lo producen […] es mandatario precisar que el fentanilo legal de uso médico es diferente al fentanilo ilegal de uso recrativo.2 Un análisis más profundo indica que de todas las muertes por sobredosis farmacológicas, 75% fue asociado a los opioides de uso recreativo (80% de estas muertes fue relacionados a opioides sintéticos como el fentanilo, sus análogos y formulaciones a base de fentanilo). […] Las muertes por sobredosis se han incrementado en 88% anual.2(Fuente2: Covarrubias-G. Alfredo. Esquer-G. Héctor M. Carrillo-T. Orlando. Carmona-R. J.L. Ramos-G. Jorge A. Soto-P. de Celis, E. García-A. J. Vega-B. Juan. Gutiérrez-S. Claudia. La crisis de opioides en México. Rev. mex. anestesiol. vol.46 no.3 Ciudad de México jul./sep. 2023 Epub 08-Sep-2023). Rev. Scielo.
Se ha documentado que las muertes por sobredosis de opiáceos, en especial con el fentanilo se han ido incrementando en Canadá y en especial en los Estados Unidos de Norteamérica, por la sobredosis de esta sustancia, que es más potente que la morfina, señala La Oficina de Naciones Unidas Para la Droga y el Delito (ONUDD) en su informe del 2023. La mayoría de los fallecimientos es atribuida a la sobredosis de fentanilo, en los adictos. Este flagelo del consumo de derivados sintéticos del opio, que se da en todo el mundo, México aparece como de los principales involucrados, tanto en la fabricación (a través de sustancias precursoras que se adquieren en China), como en la distribución del fentanilo, en el mundo y en especial a los Estados Unidos. Esto a tensado las relaciones diplomáticas en cruce de culpas de un país a otro. Uno, el de los gringos, por ser los principales consumidores y que ha tenido un importante porcentaje de muertes a consecuencia de las sobredosis, y México por ser el principal proveedor. Estados Unidos, debería disminuir o erradicar el consumo de drogas (asunto difícil, porque los adictos son resistentes en un 60% a la rehabilitación), que se ha convertido en una de las importantes patología social de ese país y en otros, además de ser el principal proveedor de armas a las agrupaciones delictivas. A México se le pide (por el gobierno de EE. UU.), combatir el narcotráfico, cosa difícil de lograr, según algunos, por el involucramiento de los gobiernos o personajes dentro de estos, desde tiempo atrás y próximo anterior, donde algunas autoridades estatales claramente están involucradas, según expertos analistas y tambien por un “bocón” del actual gobierno sinaloense. La difícil promesa de que: SI NO EXISTE CONSUMO, NO HAY VENTA Y SI NO HAY VENTA NO HAY PRODUCCIÓN. Pero esto está “cañón wey” exclamó un fifí y muy caón, dijo Catón.
Dr. Raúl Héctor Campa García.
Cd. Obregón, Son. 3 de febrero de 2025
Raulhcampag@hotmail.com X RaulHectorCamp1
BÁJALE TRES RAYITAS
María del Carmen Maqueo Garza
Estos primeros meses del año son de trámites vehiculares. En esas andanzas me tocó esperar turno en unas oficinas de control vehicular de Coahuila. Quedó frente a mí una pantalla que proyectó un par de videos muy impactantes. Son dramatizaciones que narran las consecuencias de los errores que cometemos los automovilistas al conducir, en particular los que se refieren a hacerlo bajo los efectos del alcohol, a alta velocidad, o distraídos atendiendo el teléfono móvil. Esos cortometrajes, muy bien realizados, nos ponen frente a los ojos cuadros verosímiles de accidentes que nos pueden ocurrir a cualquiera de nosotros.
Rumbo a las oficinas de Recaudación, en un semáforo, observé que el flujo de vehículos en sentido contrario era ágil, a excepción de la última unidad, un sedán blanco conducido por una chica que venía revisando su celular. Prácticamente se había ido frenando hasta detenerse, ignorando por completo que debía avanzar, o que pronto cambiaría la luz y podría estar cruzando cuando el semáforo estuviera ya en rojo. Como era la última de la fila, y no había tras de ella quien la alertara con el claxon, terminó prácticamente detenida a media calle con toda su atención centrada en la pantalla. A ese grado nos llega a absorber la tecnología.
Se considera que los tiempos actuales tienden a las multitareas. Los sistemas informáticos están diseñados para efectuar dos o más actividades en forma simultánea, o pasar de una a otra tarea de modo inmediato. Erróneamente pensamos que nosotros podemos hacer lo mismo, y que los jóvenes están tan entrenados en el manejo de la tecnología, que son capaces de convertirse en multitareas, esto es, atender dos o tres tareas cognitivas de manera simultánea. La neurociencia ha demostrado que esto es una falacia y que no es posible rendir al 100% cuando repartimos nuestra atención en más de una actividad a la vez. Por veloces que los chicos sean escribiendo mensajes en el celular, no es humanamente posible hacerlo al tiempo de venir conduciendo. Finalmente, algo saldrá mal. Además de que el organismo resiente esa carga de estrés de muchas maneras, una de ellas es liberando cortisol, con sus múltiples efectos deletéreos para la salud.
A la salida de las oficinas en donde llevé a cabo mi trámite, me abordó una simpática estudiante del CBTIS 34 con una encuesta respecto a normas básicas de seguridad vial. Con preguntas como que si sé identificar el uso correcto del carril izquierdo, que si considero seguro conducir alcoholizado o utilizando el teléfono móvil. Sentí que es una herramienta de investigación a la que podría sacarse mucho más provecho si se incluye en ella la edad de los encuestados, y si es primera vez que sacan su licencia o subsecuente. Porque, hay que decirlo, no ha habido en México una verdadera regulación en cuanto a capacitación para aspirantes a conductor, que contribuya a disminuir la gran cantidad de accidentes viales. Ese video con dramatizaciones que presentan en la oficina de asuntos viales debería extenderse a otros ámbitos, digamos en intermedios de cines, proyecciones en pantallas fijas urbanas, o mediante redes sociales, para hacer conciencia de que el riesgo existe y es real, y que nadie, por experto que se considere tras el volante, está a salvo si no sigue los principios elementales de seguridad al conducir.
“Bájale tres rayitas” es el lema que acompaña al video, algo que debería de estar presente en nuestra mente siempre que vamos a manejar. Bájale tres rayitas al ego que te lleva a suponer que nada puede pasarte. Bájale tres rayitas a la velocidad con que te desplazas o a la imprudencia de utilizar el teléfono móvil mientras conduces. Muchas vidas han sido afectadas para siempre o se han perdido por actitudes imprudentes de parte de los conductores. En el caso del alcohol, la persona intoxicada no está en condiciones de medir por sí misma la torpeza de sus reacciones, así que no detectará el riesgo al conducir. Además, surge una distorsión en la percepción entre tiempo y distancia, lo que le lleva a calcular en forma errónea los objetos que encuentre en su camino. Conducir de este modo es irracional, y peor aun cuando se llevan pasajeros. Doloroso pensar que, en muchos casos, estos pasajeros son los propios hijos menores de edad.
En un mundo colmado de estímulos, se requieren mensajes fuertes para captar nuestra atención de modo de hacernos reaccionar. Las dramatizaciones a que me he referido lo logran, definitivamente. Nos ubican por un momento en el escenario real de un accidente automovilístico en el que hay muertos y heridos, y se vislumbran las terribles consecuencias de conducir en forma inadecuada. Ojalá se difundan a todos los niveles, como una urgente llamada de atención.
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SEMBRAR CORDIALIDAD
María del Carmen Maqueo Garza
Cada día me encuentro más convencida de que la vía pública es el gran laboratorio donde se estudia la conducta humana. Avanzamos por calles y avenidas poco conscientes de la forma como nuestros estados internos se ven reflejados en los modos de actuar y de reaccionar ante los estímulos que vamos enfrentando.
Cuando hablamos de la conducta humana podemos decir que hay dos polos alrededor de los cuales esta se desenvuelve: El primero es el ego, esa parte de nosotros mismos que se ocupa de lo propio, partiendo de las particulares creencias. Por otra parte, está la empatía, la actitud de ver por los demás igual que hacemos por nosotros mismos. Cuando vamos como conductores suele dominar el ego, soy yo tras el volante frente al mundo; al cambiar la luz del semáforo a verde, en forma inmediata comienzo a accionar el claxon con impaciencia, urgiendo al de adelante a avanzar a la velocidad que yo espero que haga. Es casi un reflejo que no apuesta en absoluto hacia la cortesía. Me atrevo a afirmar que a todos nos mueve una urgencia irracional. No pasa nada si el de adelante se demora un par de segundos en avanzar, pero ya para entonces nuestro claxon ha enrarecido el ambiente, tanto en cuanto a ruido como en generar ansiedad en derredor. Vamos coleccionando durante el día instantes como este, lo que lleva a generar un nivel de estrés tan innecesario como perjudicial.
Me sorprende que en diversos países europeos el claxon prácticamente no se utiliza; hay un patrón de cordialidad entre automovilistas, que beneficia a todos. Tanto conductores como peatones acatan las reglas del orden vial y el ambiente está libre de violencia sonora. En cambio, nosotros en México solemos conducir muy a la ofensiva, teniendo al ego como piloto, de modo de exigir en cada tramo lo que es mejor para mí, en el justo instante, sin tomar en cuenta las necesidades de los demás.
Alguna cadena de farmacias a nivel nacional ha lanzado una campaña que apela a la bondad del ser humano. En sus establecimientos llevan a cabo actos cordiales a favor de la clientela, que invitan a que ese cliente que resulte beneficiado multiplique las acciones más delante. Es un patrón de “pay it forward” que invita al agradecimiento. Algo parecido podríamos implementar nosotros, como simples ciudadanos, cuando nos hallamos fuera de casa: Un gesto amable que se dispensa de manera gratuita, bien puede generar una ola de amabilidad hacia otras personas, de modo de sembrar cordialidad en el mundo. No tienen que ser cosas elaboradas, un simple sonreír al que viene de frente; dar el paso en un crucero o a la entrada de un establecimiento; respetar los cajones especiales en los estacionamientos, y acatar el semáforo cuando marca luz roja. El primer beneficiado con ello soy yo mismo, se dibuja una sonrisa en mi rostro y todo resulta más sencillo. Ya luego son los demás que reciben la bondad de mi actitud.
El ego nos llama a medir antes de dar, esto es, desde lo que consideramos la propia valía, asegurarnos de que quien va a recibir el beneficio de nuestro acto de bondad sea merecedor del mismo. Ello está regido por el ego, por la idea de ponerme yo por delante de los demás y calcular lo que doy, y escatimar mis dádivas. Ello refleja un egoísmo que se aleja por completo de la actitud generosa que requiere el mundo.
Afirman los estudiosos que en el amor lo más sencillo es dar después de que me han dado. Como dice el evangelio de Lucas: ¿Qué mérito tienen ustedes al amar solamente a quienes los aman?, es muy fácil amar en correspondencia, como un pago a lo recibido. En estas circunstancias el ego actúa de acuerdo con lo que recibe. Ahora bien, ¿cómo avanzar hacia la generosidad, esa que permite esmerarme en mi forma de actuar hacia los demás, tanto como a mí mismo? Considero que lo conseguiremos en la medida en que operemos a partir del corazón, entendiendo que en este planeta todos somos igual de importantes, y que es absurdo buscar colocar por delante lo mío personal, en perjuicio de lo ajeno. Una cosa es el amor propio, eje a partir del cual podemos amar a otros; una muy distinta es el egoísmo, que prima lo personal hasta las últimas consecuencias antes que el beneficio colectivo.
¿Qué pasaría si nos proponemos llevar a cabo pequeños actos de bondad hacia personas que no conocemos, así nada más porque sí? Luego ir avanzando hasta lograr amar a quienes nos han hecho daño, dispensando nuestra generosidad por encima de sus acciones. Yendo hasta la médula de sus sentimientos para entender que actúan así movidos por el miedo o por un dolor muy añejo que no les permite expresarse de otro modo.
Las grandes diferencias parten de los pequeños momentos, cuando nos proponemos actuar en lo ordinario de manera extraordinaria.
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CULPAS Y AVANCE
María del Carmen Maqueo Garza
El arte de convivir es la clave para la construcción de sociedades armónicas, en donde cada miembro contribuye con lo que es y con lo que tiene para bien de todos.
Existe un concepto que se desarrolla en estas sociedades: la denominada conciencia moral, esto es, el conjunto de normas y principios que rigen la conducta de sus integrantes. De manera implícita o explícita, según sea el caso, la sociedad dicta los modos de comportamiento que son aceptables y señala los que no lo son. Así, los integrantes están en capacidad de medir hasta qué punto su conducta personal se apega a estos principios generales. Cuando no se cumple con lo que el grupo esperaba surge la culpa, un sentimiento de vergüenza por los actos cometidos que, en el mejor de los casos, llevarán a la reparación y a la modificación de la conducta.
Habrá que mencionar que esta es la culpa adaptativa, la que se genera con bases racionales tras un acto que viola las normas de conducta grupal y que desaparece una vez modificada la conducta. Otra es la culpa desadaptativa, la que no tiene relación con un error cometido, sino que obedece a otras causas. Una de ellas es la que se viene cargando como un lastre desde tiempo atrás. En nuestra cultura es –por desgracia—todavía muy frecuente, el querer endilgar culpas a la mujer por razón de género, un sentimiento enquistado en el imaginario colectivo aún difícil de eliminar. Otro tipo de culpa muy nociva es la que obedece a un mecanismo de proyección: cuando yo hago algo que resulta mal, inmediatamente busco a quién culpar por dichos resultados. Puede ser al pasado, al que no piensa igual que yo, o a los más cercanos. Inconscientemente busco zafarme de culpa proyectándola fuera de mi persona. Una cosa es una culpa por un acto concreto y otra muy distinta es la culpabilidad que nos atribuimos unos a otros en un ambiente tóxico, en donde se busca señalar a los demás hasta por hechos completamente fuera del control humano.
Ahora bien, hay una gran diferencia entre culpa y responsabilidad. Ante un evento catastrófico, sea en el plano personal o colectivo, atribuir culpas nos deja estancados en un solo punto. Si me recrimino a mí mismo establezco un círculo vicioso que no hará más que hundirme. Por su parte, fincar responsabilidades por lo ocurrido permite encontrar una explicación racional del evento y definir un plan de modificación de conductas para que no vuelva a ocurrir.
Un concepto muy sanador en estos asuntos es entender que una cosa es el hecho concreto y otra muy distinta lo que ponemos encima de él: ideas y juicios, y que el daño que producen estos últimos es mayor que el provocado por el hecho en sí. Este mecanismo de sentirnos afectados por lo que otros piensan de nuestros actos, más que de los actos en sí, es más perjudicial todavía.
Hay que señalarlo, también ocurre el caso contrario: El de personajes cínicos que evaden sentirse responsables por conductas llevadas a cabo en el ámbito colectivo y que mucho han dañado a otros. De estos tenemos abundantes ejemplos en la política, individuos que no dejarán de insistir en que tienen las mejores intenciones cuando llevan a cabo acciones infames totalmente contrarias a los intereses de otros. Utilizarán la culpa, en este caso para alejar la atención de su propia actuación y atribuirla a elementos ajenos a su comportamiento, convencidos de que este reparto de culpas funcionará una y otra vez con la misma eficacia.
Somos humanos y nos equivocamos. El error es un evento común a todos nosotros, puesto que ninguno es perfecto. Será a partir de esta realidad que nos sintamos capaces de perdonar y perdonarnos. En primer lugar, ser benévolos con otros, reconociendo que, al igual que nosotros, pueden equivocarse. En segundo lugar, serlo hacia nosotros mismos, aceptando nuestra falibilidad, de modo de actuar responsables más delante, cuando se nos vuelva a presentar una situación similar. Encima de todo ello, aplicando el perdón, hacia los demás y hacia nosotros mismos, de modo de sanear el ambiente, percibiendo el mundo como un sitio en el que todos intentamos hacer las cosas de la mejor manera, aunque en ocasiones nos equivoquemos.
Buen momento para hacer una depuración de nuestra mochila emocional e identificar lo que hasta hoy nos genera culpa, recordando que somos humanos, por ende, fallamos y está bien perdonarnos. Si tus acciones afectaron a otros, es tiempo de aproximarse a esas personas y pedir perdón. Si el daño es reparable, entonces repararlo. Y finalmente, revisarnos interiormente para evitar que se repita.
Reconfortante saber que todos somos humanos, y que, así como nos equivocamos, sabemos pedir perdón y enmendar nuestro actuar. De este modo conformaremos una sociedad más sana y proactiva.
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INTELIGENCIA EMOCIONAL Y REDES
María del Carmen Maqueo Garza
Por cuestiones de trabajo mantengo contacto continuado con las redes sociales. Hay un fenómeno que, no por frecuente ha dejado de sorprenderme: El grado de agresión que se da entre internautas. Tal vez sea equivalente al que ocurre en la calle, pero, en este pequeño espacio digital, se aprecia de manera más concentrada. Vale la pena detenernos a reflexionar su significado en el contexto de nuestra sociedad.
En línea existen diversos foros en los que un participante puede formular preguntas respecto al tema que se maneja. Destaca la participación de quienes intentan responder en forma puntual, así como la de quienes actúan con una carga de agresividad bastante marcada. En fechas recientes, dentro de un grupo de Facebook sobre viajes, una chica subió una fotografía de su mamá, ya finada, en algún lugar de Roma. Como hija, interesada en la biografía materna, pregunta a los participantes de qué sitio se trata. Afortunadamente comenzaron a llegar muchas respuestas bien intencionadas, pero no faltó alguno que contestó en tono de mofa. Pareciera que quien publicó esa respuesta, por cierto, en forma anónima, reaccionó de modo irracional, puesto que debe de tener madre, y si hubiera razonado un poco las cosas, se habría abstenido de una respuesta así.
Con qué facilidad las redes sociales se convierten en una especie de palenque: Se definen los bandos, se cocorea a unos y otros y comienza la acometida. Los participantes son de mecha corta y de inmediato sube el tono de las expresiones. Lo que pudo ser una diferencia de opiniones, no pocas veces avanza hacia ofensas directas de otro tipo, en ocasiones con alusiones al árbol genealógico. Ello pone en evidencia qué poco sabemos salir a defender nuestros puntos de vista frente a quienes opinan lo contrario. Y, peor aún, en ocasiones queda visto que hay quien participa y ataca sin siquiera entender bien lo que está defendiendo.
Una vez más se demuestra la importancia de fomentar en nuestros niños y jóvenes el desarrollo de la inteligencia emocional, a sostener un punto de vista con fundamentos, contender civilizadamente y aceptar en caso de una derrota. A sustituir esos arranques impertinentes por razonamientos lógicos, para tratar de demostrarlos por la vía del diálogo.
Viene a mi mente un concepto que maneja mucho la psiquiatra española, autora de varios libros, Marian Rojas Estapé, que a falta de sentimientos nos inclinamos por las sensaciones. Combinando lo antes dicho con esta idea iluminadora, podríamos decir que las redes sociales se convierten, para quien no está muy contento consigo mismo y con la vida, en un ring a donde ir a soltar puñetazos y patadas verbales, ante la incapacidad de hallar concordia con sus propios sentimientos.
¡Qué importante detectar a esos internautas, y de preferencia evitarlos! De igual manera, qué necesario aprender a no sentirnos afectados por sus acciones. A contenernos, respirar hondo y no caer en el juego de la violencia. Recuerdo ahora un cuento corto de Gibrán, respecto al hombre agresivo que va y echa basura al frente de la casa de su vecino. Cuando a este último le preguntan qué opina de ello, sabiamente responde que el agresor solamente puede dar lo que tiene.
Hay que decirlo, en estos tiempos cuando los jóvenes tienden a aislarse del mundo real y se centran en el virtual, los comentarios lesivos tienen un mayor impacto. Tal vez suben algún contenido o cierto comentario con la expectativa de ser bien acogido, y sucede todo lo contrario: O se burlan de él, o lo descalifican, o lo ignoran. Cualquiera de estas respuestas a su participación llega a hacer mucho daño. Y justo, por falta de una sana inteligencia emocional, podría hasta abatirlo.
Lo más sano para nuestras jóvenes generaciones, es enseñarles que, por su propia salud mental, limiten el tiempo frente a pantalla. Y cuando utilicen redes sociales, que lo hagan conscientes de que van a encontrar personas que actúan de muy distinta manera. Y que cuando alguno, en particular parapetado en un perfil anónimo, agrede, no vale la pena tomarlo en cuenta.
Advertir a los niños y jóvenes que, si bien, la tecnología es maravillosa, vale la pena tener presente que nunca va a sustituir las relaciones presenciales. Que hay que fomentar y cuidar los afectos auténticos fuera de la pantalla, y saber interpretar en la justa medida lo que se encuentra en el mundo virtual.
Para fortuna de todos hay internautas cuya actividad, siempre proactiva, da cuenta de un espíritu en paz consigo mismo, dispuesto a aportar. Enfoquemos nuestra atención en ellos, ignorando a los atrabiliarios, al tiempo de pedir al cielo que les conceda sanación interior y paz con ellos mismos.
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LA FELICIDAD SE APRENDE
María del Carmen Maqueo Garza
En los últimos diez años las ciencias sociales dan un especial enfoque a un aspecto de la vida: la felicidad. Esta vez se estudia desde la ciencia, a través de lo que se conoce como neuropsicología, que aborda la conducta humana a partir de los eventos que ocurren en el sistema nervioso. La difusión de estos conceptos se viene haciendo a través de libros, artículos en revistas especializadas, seminarios y conferencias, así como mediante difusión en redes sociales.
Tal Ben Sahar es un catedrático de la universidad de Harvard, especializado en psicología positiva y liderazgo. En un seminario intitulado: “Elegir su vida”, define la felicidad como la sensación general de placer y de sentido. Dentro de sus enseñanzas asegura que la felicidad, como tantas otras cosas en la vida, se puede aprender. Habla entonces, de rituales diarios que ayudan a desarrollarla, y que funcionarán en la medida en que hagamos de ellos una práctica constante. Comienza refiriéndose a la gratitud como un hábito que nos hace ver la vida de una mejor manera, sentirnos más sanos y expandir nuestra generosidad hacia otros. Dado que estamos agradecidos con lo que hemos recibido, nos hallamos en mejor disposición para beneficiar a otros. Enfatiza en dos modos de agradecer: Uno es para nosotros mismos, digamos, cada noche antes de dormir, y el otro es agradecer a quienes forman nuestro entorno más cercano.
Otro ritual que recomienda el catedrático es el ejercicio físico, al menos durante 30 minutos tres veces por semana, lo que favorece la liberación de neurotransmisores que ayudan al bienestar, al buen dormir y a la salud cardiovascular. Y uno más que señala como importante, es aumentar las relaciones interpersonales, ya sea en número o en profundidad.
Rosalinda Ballesteros es Maestra en Psicología Positiva por parte de la Universidad de Pennsylvania, con doctorado en Estudios Humanísticos por el ITESM, actualmente funge como directora del Instituto de Ciencias del Bienestar Integral de la Universidad Tecmilenio. Ella abunda en el concepto de felicidad eudaimónica, refiriéndose a la sensación de bienestar personal que se logra cuando llevamos a cabo experiencias con propósito y significado. Más allá de la felicidad hedónica, que se centra en el placer personal como tal, la eudaimónica tiene un sentido social que la engrandece y la vuelve más duradera.
Un enfoque trascendental para conseguir la felicidad, según la doctora Ballesteros, corresponde a lograr calma y conexión. Aun en medio de la agitación de nuestra vida, trabajar por conseguir estos espacios de calma y el propósito de conectar con otros, ya sea en el trabajo, en la familia, o en el simple encuentro fortuito con otras personas.
Simplificar la vida, actuar partiendo de la realidad de que siempre tendremos momentos buenos y malos, pero no por ello nuestra vida se vuelve una desgracia. Y estar conscientes de que, con una actitud positiva conseguimos destacar los momentos agradables y restar fuerza a los desagradables, para que el balance de nuestro día resulte alentador.
Ambos especialistas recomiendan que trabajemos en aceptar que todos somos humanos. En primer término, aplicarlo a nosotros mismos, de modo de ser indulgentes, perdonar nuestros propios errores y no quedarnos anclados a ellos. Después aplicarlo a los demás, aceptando que habrá ocasiones en que se equivoquen, como todos hacemos, y que perdonarlos es un sabio modo de crecer en la relación.
Un hábito más: Otorgarnos el permiso de relajarnos y disfrutar. No todo en esta vida es arduo trabajo siempre. Los pasatiempos permiten al espíritu oxigenarse y renovar energías. En estos tiempos vivimos mucha agitación, el entorno nos impele a estar constantemente haciendo algo, de modo que nos sentimos culpables cuando aspiramos a un rato de relajación y esparcimiento, cuando, en realidad, permitirnos estos espacios es beneficioso para la salud mental.
Los avances de las neurociencias nos facultan a entender mejor que nunca, que estamos regidos por distintos estados de ánimo: La cascada de neurotransmisores nos lleva del placer a la irritabilidad; de la concordia a la agitación. ¿Hasta dónde estamos conscientes de esos modos de pensar y de actuar, como para aprender a modularlos? Ahora, más que nunca, es tiempo de estudiar las bases neuroanatómicas y fisiológicas de la conducta humana, y entender cómo se disparan los mecanismos que rigen nuestro comportamiento. Es maravilloso descubrir que, finalmente, todo lo que en años anteriores dábamos por hecho como algo inalterable, hoy sabemos que, desde la ciencia, se puede estudiar y trabajar por modificar, para llegar a ser mejores seres humanos.
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UNA GRAN LECCIÓN DE VIDA
María del Carmen Maqueo Garza
Coged las rosas mientras podáis, veloz el tiempo vuela.
Walt Whitman
Esta semana falleció un compañero de mi generación de Medicina en la unidad Torreón de la UAdeC: Alejandro Pérez Moya, a quien todos identificábamos por su apodo: “El Taka”. Con este compañero coincidí en el mismo grupo los cinco años de carrera. Es alguien a quien siempre recuerdo con su mirada brillante y una gran sonrisa estampada en el rostro. Ahora se nos ha adelantado después de una etapa dificultosa en su vida, batallando con una enfermedad muy desgastante. Sé que, en este nuevo ciclo de su camino, desde donde quiera que esté, se hallará esbozando otra vez esa gran sonrisa, que en vida siempre lo caracterizó.
Los seres humanos somos muy peculiares en nuestros pensamientos. Abordamos la muerte como algo que les va a suceder a los demás, no a nosotros. Desde la infancia media, cuando tomamos conciencia del significado de la muerte porque fallece algún abuelo, se instala en nosotros ese pensamiento mágico que señala que es un fenómeno que ocurrirá en otros, nunca en nosotros. Desde esta negación solemos desperdiciar mucho tiempo, como si la vida fuera elástica, no se consumiera, y siempre tuviéramos la oportunidad de volver a empezar algo que habíamos descuidado anteriormente.
Un pensamiento muy oriental, que haríamos bien en asumir, es el de la propia caducidad. Como espíritus envasados en un cuerpo finito, conforme pasa el tiempo vamos a sufrir desgaste de este envoltorio humano y eventualmente la muerte. Lejos de resultar un asunto alarmante para deprimirnos, conviene entender esa finitud frente al tiempo como un metrónomo que mide nuestro avance personal. En más de una ocasión he comentado por aquí la maravillosa actitud de despertar cada mañana dispuestos a “aprender a morir”. Esto es, en disposición de aprovechar todo cuanto tenemos al alcance para hacer de este día el más significativo de nuestra biografía.
Esa misma negación nos descoloca cuando estamos frente a un ser querido que padece una enfermedad. Le expresamos los mejores deseos que no siempre van acordes con la realidad que está viviendo. No sé si con el alma o solo con la palabra, invocamos la presencia de una cura milagrosa frente a cualquier padecimiento, independientemente de su origen o su avanzada evolución. Siento que es más provechoso apelar a la fortaleza o a la resiliencia del enfermo, o a la amorosa atención de sus cuidadores, más que a eventos mágicos poco probables.
Mucho se logra cuando nos colocamos en la realidad del aquí y del ahora –el momento presente—y es a partir de este como enfocamos nuestra existencia, estableciendo propósitos de vida que comenzamos a cumplir poco a poco, con plena conciencia, desde un primer paso y siempre hacia adelante. Según la filosofía de oriente, es solamente de esta forma, viviendo el presente a profundidad, como se logra saborear la felicidad. Mediante el disfrute de lo que hay, sin estar atados a un pasado que ya no existe, ni en búsqueda de adelantar el tiempo futuro, ese que aún no llega.
Cuando observamos a los niños en sus juegos, descubriremos esa maravilla tan suya: Ellos viven a fondo el momento presente, haciendo volar la imaginación, que convierte lo ordinario en extraordinario, para disparar el goce del momento. Algo similar hacen los perros, ellos saben disfrutar lo que hay en el momento presente, sin preocuparse por lo que vaya a pasar más delante. En cambio, nosotros, los adultos pensantes, solemos cargar una losa de cosas pasadas y además vamos en contra de los vientos de futuro que imagina nuestra mente, en lugar de fluir con lo que es, de aceptar una realidad tal y como se presenta, y aprender a sacar de ella el mayor provecho. Porque, así sea en las condiciones más desfavorables, algo hemos de aprender siempre de cualquier experiencia. Frente a un obstáculo que enfrentamos, en el mejor de los casos logramos una victoria, definitivamente, pero siempre obtenemos una lección que nos queda para toda la vida.
Mi querido compañero el Taka ha cumplido ya con esta etapa terrenal y sigue su camino. A los que nos quedamos corresponde dar las gracias al cielo por haber coincidido con él en esta etapa, y luego regresar a nuestro diario picar piedra, trabajando por hacer de la nuestra, una existencia auténtica y con significado. Que el día que la vida nos plantee otras condiciones, como la enfermedad desgastante o la muerte, logremos asumirlas como lo que son, una parte del camino a enfrentar con todos nuestros recursos de conciencia.
Descanse en paz, mi buen amigo Alejandro. Su partida deja una impronta única entre todos los que le conocimos y hoy podemos afirmar, que su paso por este mundo representa una gran lección de amor a la vida.
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América convulsa por la delincuencia.
“Los encumbrados políticos, no pueden combatir a la delincuencia organizada.
Porque, muchos de ellos están inmiscuidos hasta el cuello, organizadamente”.
Pregúntenle a algún gobernador … de “algún lejano” país. Solo ofrecen abrazos.
Dr. Raúl H. Campa García. 25-01-2025
Si bien, el pueblo del Perú optó por una nueva propuesta, la política de izquierda, abanderada, en ese entonces por un inepto político (Pedro Castillo), que fue depuesto, por tramar un auto Golpe de Estado. “Esta hermana república, (dice en la primera parte del articulo) no ha sido ajena a conflictos de violencia extrema como el terrorismo implantado por Sendero luminoso”. * Como ha sucedido en casi todos los países del mundo; en el caso de nuestro continente, esto no solo está presente en América Latina, sino también en los Estados Unidos de Norteamérica, donde el crimen organizado se ha coludido con mafias del poder político latinoamericano. Se puede documentar desde la Patagonia, hasta Alaska, pero más evidente, incrustado con las mafias norteamericanas, con la venta de armamento a los diferentes cárteles al sur de la frontera de USA; y más allá de la de México. Ni se diga de algunos países de Centro y Sudamérica.
Además, las dictaduras políticas de un solo partido se han cambiado a la de un solo hombre, como en Cuba, Nicaragua, Venezuela, que están sumergidos en una crisis económica sin precedentes, que han propiciado un éxodo masivo; ejemplo, como lo que sucede en: Cuba, en los pequeños países centroamericanos y el gran éxodo que se ha dado en Venezuela. En el caso de Venezuela la emigración masiva se ha exacerbado, por la continuidad del chavismo, con el impostor dictador (IN)Maduro, al aferrarse al poder, después de que claramente perdió las pasadas elecciones, donde la oposición triunfó con un irrefutable y alto margen de votos (casi el 70% del padrón de votantes). Se ha documentado que la delincuencia organizada está detrás de estas imposiciones.
Colombia desde muchos años ha padecido una crisis social, provocado por actos violentos de grupos armados vinculados no solo con la política, también con el narcotráfico, que últimamente, se dice que operan en la frontera con Venezuela, “ayudando a la dictadura chavista” donde también, en este último país, se encuentran operadores políticos cubanos, que han ayudado al dictador Maduro y sus compinches, algunos, como Diosdado Cabello, involucrados con los narcotraficantes. Pocos gobiernos de los países, para no mencionar que todos, están de cierta manera relacionados con la delincuencia (la mayoría políticos con altos rangos).
Nicaragua con un dictadorzuelo con más de 20 años en el poder, difícil de creer de que no esté vinculado a estas organizaciones. De Panamá, recordamos al General Noriega en estrecha relaciones con bandas de narcotraficantes. Otros pequeños países no han estado exentos de estas mafias.
México a través del tiempo, tampoco a estado exento de este flagelo social y político, que pocos esfuerzos se han realizado para erradicarlo. Si bien es cierto, hubo un tiempo de tranquilidad, que alguien “bautizó” como la “paz narca”, existió una especie de “simbiosis” entre la sociedad y las organizaciones delictivas, principalmente en el ahora convulso Estado de Sinaloa, que ha rebasado los límites de esa supuesta “luna de miel delincuencial”.
El gobernador de Sinaloa descaradamente contestó a pregunta que le hizo en una entrevista un periodista, cuando “ganó”, gracias al apoyo de los narcotraficantes las elecciones del 2021 (como en otros Estado de la franja del Pacífico): “¿Y cómo se gobierna un estado con un cártel tan poderoso?”, le solté dice el periodista Salvador García Soto (del periódico Opinión de Oaxaca. “Pues, mira Salvador, no nos hagamos pendejos. Aquí todo mundo sabe cómo está la cosa. Yo fui y hablé con ellos, los conozco porque soy de Badiraguato. Y yo fui a pedirles su apoyo. Quien te diga que quiere gobernar Sinaloa y no tiene el visto bueno de ellos, te miente. Así es la cosa aquí, para qué nos hacemos pendejos”. “Que franco” este inepto gobernador, que tiene en un caos al estado que “desgobierna”. Lo más lamentable de esto, en los casi cinco meses de los encuentros armados entre los dos principales bandos del cartel de Sinaloa, son las muertes colaterales de personas que no tienen nada que ver con estas actividades; pero principalmente los niños que han fallecido en estos encuentros. “Aquella Paz Narca -simbiótica- “, que reinaba en Culiacán, se trastocó. Tal parece que, ante la inactividad de las autoridades, están dejando que se liquiden entre ellos (lo dio entender un militar general que está o estaba al frente de la seguridad en Sinaloa) y así no dejar huella de que los acusen de complicidad con los gobiernos. ¿Será eso?
El Salvador, con el joven presidente Nayib Bukele de este país, ha puesto el ejemplo con una forma de combatir a la delincuencia, al aprehender a los grandes grupos de peligrosos vándalos, como los Mara Salvatrucha, disminuyendo la inseguridad en un gran porcentaje.
Como bien lo plasman en el artículo de la fuente de esta columna, en general, ya sea en México y otros países, la población carcelaria rebasa más del 100 % de sus cupo, siendo los presos, en su mayoría ladrones más pobres y torpes, que políticos corruptos. Se ha documentado que las mafias reclutan jóvenes estudiantes o pasantes de químicos o ya titulados, que los carteles los “contrata” para la producción de drogas sintéticas, como el fentanilo y otros estupefacientes que causan peligrosas adicciones, que producen la muerte de los consumidores (sobre todo en USA, por eso algunos de los involucrados en estas actividades y algunos políticos “andarán asustados”, por el plan del presidente Trump, al declararlos terroristas).
No solo estos profesionales son reclutados, sino de otras profesiones, como abogados defensores de estas mafias. Pero lo peor de esto, son los políticos encumbrados en el poder, que se asocian con estas bandas de delincuentes. Es probable que también con el plan de deportar a los inmigrantes indocumentados, sean reclutados por el crimen organizado, se ha sabido de casos. En fin, el caos social ya se tiene encima.
“La vida social tienen relación con lo que se considera una cultura bélica y violenta en la que desde la ciudadanía, los medios de comunicación masiva, las redes sociales y los jueces quieren proyectar, una guerra a la delincuencia, un rechazo total a la realidad que vive el país (los países) mostrando seres humanos abatidos por fuerzas del orden como un signo de eficacia preventiva e inclusive ha dado un salto para que los ciudadanos asuman la justicia por sus propias manos y que se dé una suerte de enemigos muertos, delincuentes a manera de ejecuciones sin procesos legales, así como policías victimizados y rechazando el principio que ellos mismos prodigan como el uso progresivo de la fuerza”. (Fuente*1.- Jiménez-Martínez, Roberto C. 2.- Andrade-Santamaría Danilo R. 3.- Velázquez-Manuel. y 4.- Miranda- Chávez Luís. Delincuencia: ¿un reflejo de la sociedad?: Dilemas contemp. educ. política valores vol.9 no. spe Toluca de Lerdo oct. 2021 Epub 31-Ene-2022) *
Dios nos agarre confesados y a los delincuentes los confieses las autoridades honestas, ¿dónde habrá estas últimas?
Dr. Raúl H. Campa García
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