ESTAR BIEN TODOS

María del Carmen Maqueo Garza

En fechas recientes, por algún evento aislado, vino a mi memoria un libro leído en los años ochenta, cuando los tratados de autoayuda comenzaron a inundar el mercado literario.  “Yo estoy bien, tú estás bien”, del escritor norteamericano Thomas Harris, abunda sobre las teorías del académico Eric Berne, autor de la modalidad de “análisis conciliatorio”, en contraposición con el tradicional método psicoanalítico de Freud.  Esta nueva técnica de revisión representa una forma más inmediata de abordar y entender nuestro propio mundo interior, sin tanta vuelta al inconsciente, por decirlo de alguna manera.

Simple y simpático el modo como el análisis transaccional nos presenta las posturas que asumimos como individuos, desde el patético “Tú estás mal, yo estoy mal”, pasando por el terrible “Yo estoy bien, tú estás mal”, una de las posiciones de juego más comunes y dañinas.  Este método revolucionario postula las diversas interacciones que establecemos unos con otros, y cómo dichos mecanismos de intercambio influyen para perpetuar determinados comportamientos o para modificarlos.

Trayéndolo hasta nuestros tiempos, si somos honestos habremos de reconocer con qué elevada frecuencia nos manejamos en el “Yo estoy bien, tú estás mal”, para justificar nuestras posturas, tantas veces inamovibles, así como la inagotable ristra de críticas y descalificaciones que emprendemos hacia quienes nos rodean.  Partimos de nuestro criterio personal para juzgar y catalogar las acciones de los demás, sin considerar que no tienen ninguna obligación de ser como nosotros suponemos que debían de ser.  El globo terráqueo tiene una extensión de 510 millones de kilómetros cuadrados, suficiente como para que lo que uno opine sea distinto a lo que el otro piensa. La diversidad de factores geográficos, hereditarios, culturales y económicos, entre otros, va moldeando los comportamientos de cada uno de los habitantes del planeta, de manera que lo que uno realice, conforme a sus propias circunstancias, es tan válido como lo de alguien más.

El análisis conciliatorio se centra en la persona, de manera de hacerle ver que su estado actual es producto de sus propias decisiones, y que sus cambios futuros, de igual manera, habrán de depender de su voluntad.  Postula que todos en esencia somos buenos, pero que hace falta tener una actitud empática para abrirnos y establecer una comunicación de calidad con los demás.

Los cambios que pretende esta técnica parten del supuesto de que, tanto tú como yo estamos bien, de manera de respetarnos y apoyarnos mutuamente.  Al armonizar unos con otros, mejora la calidad de vida para todos, el mundo ya no es visto como poblado de enemigos potenciales que nos amenazan, sino de amigos en germen, que esperan ser descubiertos.  Ello conduce a desactivar esos juegos perversos que no hacen más que dañarnos.

Si yo considero que las ideas del otro merecen ser descubiertas, apreciadas y respetadas, se genera un círculo virtuoso que finalmente favorece a todos.  Ello resulta de gran utilidad en la familia, la escuela, en los centros laborales o hasta entre amigos.  La función del líder no es la de imponerse, sino abrirse a conocer, aquilatar y transmitir las ideas, propias y del grupo.  Un terreno más escabroso para aplicar la técnica es entre padres e hijos; culturalmente estamos acostumbrados a considerar que los padres, como figuras de autoridad, siempre tienen la razón, y que, a los hijos, dada su menor edad, corresponde un menor peso específico a la hora de plantear u opinar. Se nos olvida una verdad fundamental: todos somos humanos, y por tal razón cometemos errores. Que un padre reconozca frente al hijo que se equivocó, no le resta autoridad, por el contrario, inspira un inmenso respeto frente a sus descendientes. La humildad de decir “me equivoqué” es un signo de profunda sabiduría y grandeza de espíritu.

En conclusión: “Yo estoy bien, tú estás bien”, de padres a hijos favorece la comunicación, al otorgar al hijo el beneficio de la duda y sentarse a escucharlo.   “Yo estoy bien, tú estás bien”, de hijos a padres, rompe con la frecuente intolerancia de los jóvenes hacia sus mayores y propicia el entendimiento.  Finalmente, todos salen ganando.

Una dolorosa realidad de nuestros tiempos es la intolerancia.  Nuestra misma ligereza frente al mundo genera irritabilidad.   Fácilmente nos exasperamos ante quienes piensan o actúan distinto a nosotros. Como dice el refrán popular, “es más fácil condenar que tratar de entender”, y en ocasiones nos dedicamos al estéril oficio de señalar lo ajeno, así enrareciendo el aire que respiramos.

El conocimiento se va actualizando al paso del tiempo, no caducan del todo con los años.  Se aplica, tanto para recetas de cocina, como para libros sobre la vida.

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Rodolfo Enrique Cabral Camiñas, conocido como Facundo Cabral, nació en La Plata en 1937; fue un cantautor, poeta, escritor y filósofo argentino. Compuso canciones y algunas trascendieron a nivel hipanoamericano, como «No soy de aquí ni soy de allá». Su vida estuvo signada por duros golpes como el abandono de su padre y muchos años después, el accidente de aviación en el que murieron su mujer y su hija. De espíritu errante y con tendencia al misticismo, él mismo contó que fue analfabeto hasta los 14 años y que pasó parte de su infancia en un reformatorio. Con apenas 9 años logró entrevistarse con Juan Perón y Eva Duarte, «Pedía trabajo y no limosna», contó en entrevista. Así fue como consiguió trabajo para su madre Sara y una nueva casa para su familia numerosa. A los 46 años conocería a su padre. Desde el comienzo de la dictadura militar, en 1976, abandonó Argentina, para radicar en México entre 1976 y 1983; impactó al público capitalino en el Polyfórum Cultural Siqueiros y a 66 ciudades de la República, solo con su guitarra. Fue amigo de José Alfredo Jimenez, quien lo llamó «Facundo Cabrón». Fue declarado «Mensajero de la Paz» por la Unesco, en 1966, y fue nominado al Premio Nobel de la Paz en 2006. Solía decir: «Soy un hombre que canta naturalmente entre los hombres que callan inexplicablemente. Y me acuerdo, porque la primera condición que debe tener un cantor es buena memoria. El sabio Tagore decía que cuando el hombre trabaja Dios lo respeta. Más cuando el hombre canta, Dios lo ama». La canción «No soy de aquí ni soy de allá», es una reflexión poética sobre el espíritu nómada y la alegría de vivir sin estar sujeto a normas sociales convencionales. La letra expresa un profundo aprecio por los placeres sencillos y un rechazo al materialismo. He aquí el último fragmento de Ni soy de aquí, ni soy de allá: «Me gusta el sol, Alicia, y las palomas, el buen cigarro y la guitarra española, saltar paredes y abrir las ventanas y cuando llora una mujer. Me gusta el vino tanto como las flores y los conejos, pero no los tractores. El pan casero y la voz de Dolores, y el mar mojándome los pies. No soy de aquí, ni soy de allá. No tengo edad, ni porvenir, y ser feliz es mi color de identidad. Me gusta estar tirado siempre en la arena o en bicicleta perseguir a Manuela, o todo el tiempo para ver las estrellas, con la Maria en el trigal. No soy de aquí, ni soy de allá. No tengo edad, ni porvenir, y ser feliz es mi color de identidad». Una de muchas frases de él: «Si los malos supieran qué buen negocio es ser bueno, serían buenos aunque fuera por negocio». Facundo Cabral fue asesinado en Ciudad Guatemala el 9 de julio de 2011 por sicarios que lo confundieron con un empresario narcotraficante. Facundo Cabral: «La sociedad humana está tan mal por las fechorías de los malos, como el silencio cómplice de los buenos».  Dr. Efraín Regalado Sánchez.



Cuando la muerte nos trastoca el alma.

La muerte es una vida vivida.

La vida es una muerte que viene.

Jorge Luís Borges. Escritor, poeta, ensayista y traductor.

(B. Aires, Argentina.24 de agosto1899-Ginebra, Suiza.14 de jun.1895)

Dr. Raúl Héctor Campa García. 2 de septiembre de 2024.

El 16 de marzo del 2022 se publicó el artículo en Infocajeme.com: “Cuando la muerte ronda el huerto de la vida”, donde especialmente, hago referencia de que lo seres humanos a través de los tiempos hemos aceptado con naturalidad la muerte, pero la muerte del otro, del prójimo lejano, pero poco se acepta la muerte de quien estamos ligados afectivamente: familiares, padres, hermanos, hijos, queridos amigos, etcétera, incluso, ni pensar en la muerte de uno mismo, aun cuando sea por enfermedad natural. (Hasta aquí la introducción parcialmente modificada de ese artículo).

            Cierto es que muchos adultos, me incluyo, pensamos en nuestra muerte aceptándola como es, un proceso natural que pronto nos llegará (queramos o no), porque cómo bien dice un buen amigo (hereje, por cierto, o mejor dicho escéptico): “A todos nos va a cargar la chi… con el favor de Dios.

           Lo mejor que le puede pasar a un ser humano, quizás y dependiendo de sus circunstancias, es morir en la edad de adulto mayor. No hay una edad para morir, porque al decir de los cristianos: “los designios de Dios, no los puede cambiar el hombre”. (Los seres humanos).

Los que somos padres de familia, desearíamos morir antes que nuestros hijos, aunque las circunstancia de las muertes de nuestros seres queridos, son inexorables. Porque los seres humanos, desde que hemos sido concebidos no estuvimos exentos de morir antes o después del nacer o en el transcurso de nuestra existencia por: enfermedades, accidentes o ser victimas de la creciente violencia que permea en el mundo por guerras y, en especial en nuestro país por la delincuencia organizada o no.

“La muerte solo se presenta una vez, pero se anuncia en todos los momentos de la vida; es más cruel temerla que sufrirla”. Jean de la Bruyere.

Filósofo, escritor y moralista francés. 1645-1696.

La muerte de los seres humanos es el infranqueable final (nadie se salva); pero la muerte duele a quien la presencia y más cuando es una persona cercana a uno.

En meses pasados han fallecido por diferentes circunstancias personas muy estimadas.

Manuel de 40 años, profesionista, buen hijo, excelente padre de familia, esposo, en general hombre de bien, muy trabajador y honesto, creyente de su religión cristiana, congruente en su decir y en hacer, que, en unión con su querida esposa estaban formando a sus pequeños hijos en una honorable familia. Desgraciadamente muere baleado por unos desconocidos, sin conocerse los motivos del asesinato.

Isaías, un niño huérfano de padre a edad temprana (menor de 2 años), a pesar de los cuidados de su madre y de algunos de sus tíos y abuelos, desde joven desvió su vida y nunca el pobre muchacho pudo corregir su camino, mal influenciado por compartir su vida con gente de baja calaña. Fueron en vano el esfuerzo de sus familiares que intentaban enderezar su camino por la vida. Por un par de semanas no se supo de su “paradero”. Un familiar presintió la tragedia días antes de su muerte. Tenía 40 años. Fue encontrado por las madres buscadoras, semienterrado. Un joven que por las circunstancias de la vida convivió en un medio ambiente inapropiado que le fue adverso para una sana vida.

Don Carlos, adulto mayor, médico pediatra y cirujano pediatra (cursó las dos especialidades), fue el primer cirujano de niños en Cajeme y el segundo en todo el estado, un reconocido y excelente médico, esposo y padre de familia, miembro fundador del Colegio de Pediatras de Ciudad Obregón, afiliado al Colegio de Pediatras del Estado de Sonora, perteneció a diferentes asociaciones médicas y colegios de su especialidad. Tambien incursionó en la política tanto sindicalista (IMSS), como en la partidista; fue un ameno y gran conversador. Murió de avanzada edad y satisfecho por lo que realizó en la vida.

Alberto, un joven médico hijo de un querido amigo pediatra Infectólogo (mi querido Chato, compañero de Residencia), falleció en plena juventud, dejando trunco su promisorio futuro como profesionista. Una complicación postquirúrgica fue la posible causa de su muerte a la edad de 31 años, dejando en una (deseo), “pasajera” pero difícil desolación a sus queridos padres (Antonio y Gely).

Luís Edel, hijo de otro estimado y querido matrimonio; su padre médico cirujano pediatra, y su madre, una querida ex compañera de trabajo. Luís de 35 años, nació con una enfermedad genética, llamada distrofia muscular de Duchenne, que se le manifestó en la niñez (pasada la primera infancia), al inicio por dificultad para ponerse de pie por la debilidad de los músculos de la pelvis, una debilidad muscular progresiva, e igual debilidad de los reflejos tendinosos. Con la ayuda médica y con el amoroso cuidado de sus padres durante su vida, ayudándolo con la fisioterapia y otorgarle todos los medios disponible para ofrecerle una calidad de vida, con un inagotable amor filiar infinito. Recuerdo las ocasiones que veía a Luís Edel montado en una bicicleta, pedaleando bajo el cuidado de su padre, como parte de la fisioterapia que recibía Luís. Un joven que, a pesar de su incurable enfermedad, sentía amor por la vida, el amor de sus padres y hermanos. El, a pesar de sus circunstancias tan adversas logró graduarse de una carrera universitaria, gracias a ese espíritu de lucha, que siempre lo caracterizó.

A diferentes edades y diferentes circunstancias se presentan éstas sentidas muertes, las más inesperadas fueron las de los 4 jóvenes adultos, que han dejado en sus padres un gran dolor que ni el tiempo lo pueden mitigar. Tal vez los gratos recuerdos, solo atenuarán ese enorme pesar.

La muerte a cualquier edad causa un eterno dolor en el alma, pero es más grande cuando los padres les toca vivir la muerte de sus hijos.

“Qué injusta, qué maldita, qué cabrona la muerte que no nos mata a nosotros sino a los que más amamos. Carlos Fuentes. Escritor mexicano nacido en Ciudad de Panamá 1928-CdMex. 2012.

raulhcampag@hotmail.com XRaulHectorCampa1

 



ÁPEIRON DIGITAL

María del Carmen Maqueo Garza

Cuando analizamos los elementos que conforman una época, identificamos algunos de cuya influencia es imposible apartarse, puesto que marcan todo el entorno.  Tal es el caso de la tecnología en nuestros tiempos, y muy en particular la digital en lo que va del tercer milenio.

Resulta por demás interesante el análisis que diversos especialistas llevan a cabo con relación al uso de redes sociales.  La historia apenas se está escribiendo y, aun así, cuando están ocurriendo los hechos que más delante conformarán diversos tratados sobre sicología e Internet, cabe destacar algunas actitudes que todos, en mayor o menor grado, emprendemos al estar conectados.

El algoritmo hace que lleguen a mi muro diversas publicaciones sobre mascotas perdidas.  Algún rescatista se topa con un lomito extraviado, lo fotografía y publica en sus redes.  Infinidad de comentarios de quienes leen dicha publicación consisten en una súplica llorosa de “hagan algo”, o “resguárdenlo”, como si con escribirlo ya hubieran cumplido con la vida. Me viene a la mente ese viejo aforismo que reza: “Obras son amores, no buenas razones”.  Gimotear para que otros hagan algo, en lugar de aplicarse a actuar, no aporta beneficio alguno a la causa. ¿No creen?

De allí pasamos a cuestiones tan distantes como ajenas: pedir solidaridad para la protección de la zarigüeya australiana o del hipopótamo pigmeo en Guinea.  O sufrir en línea hasta la depresión por la deforestación de bosques, o por los huérfanos en Siria.  Todas ellas son causas muy nobles, ni modo de negarlo, pero realmente habrá qué cuestionarnos de qué sirve estar leyendo y reenviando notas alusivas.  ¿Realmente nos sensibilizan al grado de tomar un vuelo e ir a esas latitudes a contribuir en la solución de los problemas? ¿Con reenviar una y otra, y otra vez, logramos algo efectivo?

La última arista, que quiero destacar, tiene que ver con la crueldad digital. Las redes sociales son un símil de esos grupúsculos que en forma natural se integran entre escolares de primaria o secundaria, aunque también entre adultos: En el centro un buleador y alrededor de su persona un grupo de aplaudidores que festejan el acoso que este lleva a cabo.  En línea se facilita aún más, puesto que el anonimato permite elevar el tono de la burla y expandirla a mayores distancias.   Es muy común que aparezcan TikTok compuestos de alguna imagen o algún fragmento de video que pone en evidencia la desventaja de un ser humano frente al que graba o arma los contenidos.  Hallamos personas de muy elemental educación respondiendo a preguntas engañosas, para dar respuestas que resultan absurdas al extremo, y en cierta forma irrisorias.  O bien, se transmite alguna imagen de personas poco afortunadas en lo físico, agregando comentarios a todas luces burlones acerca de su apariencia.

Yo me pregunto si quien los lanza a la red lo hace por simple diversión ociosa e irreflexiva, o hay cierta carga de agresividad al hacerlo.  Una perversidad que puede desplegar a sus anchas en la red, sin el riesgo de enfrentar las consecuencias de su acción.

“Ápeiron”: Anaximandro, en su estética de origen, se refirió a este término para hablar de infinito.  Con el tiempo y la interpretación de otros muchos filósofos la palabra ha ampliado sus acepciones.  Una de ellas, a la que quiero referirme aquí, habla sobre vacuidad.  Esto es, un continente vacío de contenidos, como es el infinito y como sería el caso de estos mensajes en redes sociales, un franco vacío de acciones reales para resolver un problema, o una ausencia de valores humanos al referirse a personas que, aparentemente, están en desventaja frente a quien hace sorna de ellas.

¿Qué queda después de media hora de estar viendo videos cómicos en los que las fallas de otros son la materia de diversión? ¿Qué queda después de estar transmitiendo febrilmente contenidos frente a los que no podemos hacer nada efectivo, más que reenviar y sentir que, con ello, hemos cumplido con la vida?

Un último concepto, que no me canso de repetir siempre que me es posible: Esta época postmodernista nos lleva a perder la noción del tiempo, a olvidar que la vida sigue adelante, y que, si no la aprovechamos, terminaremos nuestros días sin haber aportado algo sustancial que nos haga trascender al morir.  Muchas veces actuamos desde la idea de que el tiempo se recicla, cuando no hay nada más falaz.  Las horas perdidas hoy se habrán ido para siempre.

“Ápeiron”: Término que, en su acepción de continente vacío, en este caso de valores humanos, amenaza con infiltrar nuestras interacciones digitales, para dejarnos al final del camino con la mochila de viaje vacía.   Como navegantes gozamos de total libertad, y cada uno decide cuánto de su vida invierte frente a la pantalla y cómo lo hace.

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El Premio Nobel de Literatura es uno de los cinco señalados en el testamento del filántropo Alfred Nobel (1833-1896), quien estipula que se entregarán cada año «a quien hubiera producido en el campo de la literatura la obra más destacada en la dirección ideal», seleccionados por la Academia Sueca, que los anunciará el primer jueves de octubre. Hay escritores que nunca lo han recibido a lo largo de más de 120 años de existencia. Los escritores premiados con dinero y honores pasaron a un merecido olvido y sus obras, sean novelas, cuentos, poemas o ensayos, ya ni siquiera se reeditan, por que no pasaron exitosamente la prueba del tiempo. Al contrario, los que no lo recibieron, hoy son y seguirán  siendo clásicos de la literatura universal. Algunos, entre los que no han recibido el Premio, se mencionan a: Leon Tolstoi (1818-1910), escritor ruso, con sus obras más famosas, Guerra y Paz y Ana Karenina, consideradas como la cúspide del realismo ruso. La Academia consideró la obra de Tolstoi una «animadversión hacia la cultura», así como una controvertida crítica al Estado y la Iglesia. Jorge Luis Borges (1892-1986): María Kodama, viuda del argentino, asegura que la literatura española vivió grandes cambios en el siglo XX a través de Ruben Darío, en la poesía, y en Borges, en la prosa. Las razones de no recibir el Nobel, pueden haber sido políticas, en una época en la que en Argentina y Chile se vivía una dictadura, y de las cuales el escritor aceptó condecoraciones. Franz Kafka (1883-1924): nunca ganó el Premio a pesar de que «La metamorfosis» sigue siendo un libro de cabecera para muchos autores de la actualidad. Expertos señalaron  que su «visión literaria» estaba adelantada a su época, por lo que la Academia no estaba preparada para su estilo. Virginia Wolf (1882-1941): escribió obras como «La señora Dalloway», «Una habitación propia», entre otras. En su momento varios especialistas señalaron una «probable preferencia»  sobre los autores masculinos, aunque años antes ya se habían galardonado a mujeres como la sueca Selma Lagerlof, en 1909, primera mujer en recibir el Nobel de Literatura. Julio Cortazar, nació en Bruselas, Bélgica, en 1914, hijo de padres argentinos y gran exponente del «boom latinoamaericano». El libro que lo posicionó entre los escritores latinoamericanos más relevantes fue «Rayuela» (1968). Probablemente sus posturas políticas impidieron el Premio por el apoyó a Fidel Castro, Salvador Allende, entre otros. El proceso de selección y adjudicación del afamado Premio ha sido cuestionado y la polémica por la entrega a unos y no a otros siempre será tema de discusión. Alfred Nobel: «Se puede afirmar, sin exagerar. que la observación y la búsqueda de similitudes y diferencias son la base de todo el conocimiento humano». Dr. Efraín Regalado Sánchez.



  1. CARLOS BRAVO M. 29-8-2024

“LOS AHOGADOS”

La temporada de lluvias, no ha estado como se esperaba después de la ola de calor que se sufrió en todo el país, y digo sufrió, porque en muchos lugares nunca se habían sentido temperaturas tan elevadas, que además de afectar a la salud, dejar muertos por deshidratación y golpes de calor, causó una sequía de la cual aun no nos reponemos; para la zona metropolitana, al menos no se quedaron sin agua y ya el sistema Cutzamala se está regularizando, pero hay ciudades que aun sufren la escasez de agua, nuestra ciudad entre ellas- o será que con el año de Hidalgo, cortan el agua y cobran excesivamente el aire que llega por las tuberías- Pues si, tras la ola de calor infernal, se esperaba una temporada de lluvias muy intensa y si bien, ha llovido intensamente de manera ocasional, las precipitaciones han estado moderadas en la mayor parte del país, lo que ha beneficiado a la gente que con bastante frecuencia y por vivir en zonas de riesgo, y en las márgenes de los ríos, pierden su patrimonio por desborde o inundación. A pesar de ello, si ha habido gente damnificada  de manera muy importante, pero sobre todo por cochinos, pues falta cultura para deshacerse adecuadamente de la basura, siendo fácil tirar los desechos en la calle, obstruyendo coladeras y tapando los drenajes, tal como está pasando en Chalco, Estado de México, donde llevan casi un mes bajo el agua, habiendo perdido gran parte de su patrimonio y sin que se vea una solución a corto plazo, primero porque se asentaron en una zona que antiguamente fue lacustre sin pensar que el agua tiene memoria, y por otro lado, la acumulación de basura por toneladas que se fue por el drenaje, obstruyó la tubería de desfogue que tiene dos y medio metros de diámetro , estando ocluida en un gran trayecto y en el 95 por ciento de la luz original, lo que impide el vaciamiento del agua pluvial y si a eso le agregamos que habiéndose iniciado una obra de desagüe de mayor calado hace años, se dejó inconclusa y olvidada y a diferencia de otras catástrofes, ni el que se dice presidente ni la gobernadora del diezmo se pararon a ver a los damnificados; la última, apenas fue a ver la catástrofe y no dio visos de soluciones y menos apoyo para las familias como hubiera sido en otros sexenios con el Fondem, así que por un lado un terreno inadecuado, gente sucia y descuidada que por años ha tirado basura en la vía pública y finalmente haber elegido gobernantes que se sirven y desprecian al pueblo que los eligió. Y como los de Chalco, lo mismo sufren el la Ciudad de México a pesar de la mega obra de drenaje profundo, que difícilmente se tapa,pero los ramales de drenaje, si se obstruyen con basura, dejando vehículos ahogados y multitud e hogares dañados. Y hablando de ahogados, la inconciencia, ignorancia, falta de criterio, desconocimiento de la constitución y las leyes en general y lógica de los legisladores de testa doblegada ante el dictadorzuelo, han aprobado la reforma judicial que nos traerá graves consecuencias a futuro.



Conócete a tí mismo es una frase que se refiere a la importancia del autoconocimiento para el ser humano. En esta frase se encuentran encerradas o sugeridas algunas de las preguntas: quién soy, de donde vengo, a dónde voy; preguntas por medio de las cuales trata de comprenderse y definirse cada quien. Conocerse a sí mismo supone el camino del perfeccionamiento, de hacerse mejor y adquirir conocimiento sobre la propia naturaleza y limitaciones, pues no podemos desarrollar nuestra naturaleza si no sabemos cual es. Conócete a ti mismo es considerar el autoconocimiento como un paso fundamental para acceder al conocimiento, a la verdad de las cosas. Conocerse a uno mismo debe ser una labor constante en la vida, sólo a través de ese conocimiento es posible comprender la propia esencia y aprender a gestionar la existencia, las pasiones y emociones. Siempre es más fácil responsabilizar a otros de los errores propios y recurrir al factor situacional: «es que las cosas son muy difíciles, es que con esta crisis ya no queda otra salida». El autoconocimiento es la esencia de la madurez humana. Como bien decía Thomas Hobbes, filósofo inglés 1588-1679: «quien mira en su interior y considera aquello que hace cuando piensa, opina, razona, leerá y conocerá los pensamientos y las pasiones de todos los hombres (y mujeres) similares». Es decir, saber quien es uno no solo ayudará a conocerse a sí mismo, sino conocerá a los demás. Conocerse  a sí mismo es el primer paso para forjar una relación sólida de amor, respeto y apoyo hacia uno mismo. Elena Sanz, psicóloga, menciona algunos puntos básicos para conocerse sobre sí mismo: 1) cuál es tu temperamento ? (fácil, difícil, lento), 2) tu estilo de apego?, cómo nos vinculamos con los demás: apego seguro, ansioso, evitativo y desorganizado, 3) conoces tú personalidad?: reformador, ayudador, triunfador, individualista, investigador, leal, entusiasta, desafiador, pacificador, 4) cuáles son tus valores personales, éticos y morales, 5) que es para tí el éxito, 6) tienes emociones estancadas ?. El mejor conocimiento de uno mismo es fundamental para perfilar un proyecto personal de vida realista, para aceptarnos tal y como somos, dentro de un espíritu de superación y de coherencia interna. Muchas veces es necesario acudir a un experto, un psiquiatra o psicólogo, para que nos ayude a interpretar lo que nos sucede o a conocernos mejor. Conocerse a uno mismo es un punto esencial para lograr el equilibrio psicológico y una correcta maduración de la personalidad. Carl Gustav Jung: «Tu visión devendrá más clara solamente cuando miras dentro de tu corazón….Aquel que mira afuera, sueña. Quien mira en su interior, despierta».  Dr. Efraín Regalado Sánchez.



  1. CARLOS BRAVO M. 22-8-2024

“EL DICTADOR”

Tras el fallido proceso electoral venezolano, Nicolas Maduro se aferra a continuar con el control de su país, teniendo bajo su mando al ejército, la guardia civil, al tribunal electoral, al poder legislativo y al poder judicial, le ha valido un cacahuate la protesta ciudadana y el que en realidad haya perdido la elección por una gran cantidad de votos. Tal parece que quiso emular la trampa en las votaciones como en nuestro país, donde votaron desde los nonatos hasta los muertos, además de una buena cantidad de indocumentados, sólo que allá, la oposición tiene en su mano las boletas reales y la cifra exacta de los votos emitidos a favor de la oposición y menos del 30 por ciento a favor de Maduro.

La protesta interna e internacional ha sido sumamente notoria, tanto que muchos gobiernos han reconocido el triunfo electoral de Edmundo González Urrutia, sólo los presidentes de Colombia y Brasil como aplaudidores externos han propuesto de manera muy absurda y estúpida, una elección extraordinaria, al no reconocer el triunfo de la oposición y seguir haciéndole el caldo gordo al dictador. Nuestro país, también ha sido blandengue o cómplice de esa farsa al no emitir una postura coherente ante tan mal disimulado fraude.

El dictador en pos de someter a su pueblo ¿será su pueblo cuando se dice que es colombiano?, ha desplegado toda la fuerza militar y policiaca contra la gente que ha protestado y hasta la que deambula en las calles, enviándolas a una cárcel de alta seguridad para ser torturado. A otras decenas de ciudadanos, los han matado en las calles y ahora le quieren cargar el delito y la culpa a María Corina Machado, dirigente de la oposición y representante de González Urrutia. Ella misma recién declaró en redes, que la guardia nacional y los militares están invadiendo por la fuerza, las casas de ciudadanos a los que se supone son parte o han participado en las protestas públicas, destruyéndoles las casas, entrando por la fuerza a altas horas de la noche y baleando a la gente con balas de goma y hasta balines, mientras el gorila se ufana de estar apresando a los opositores acusándolos de terroristas. Caray, difícilmente los gringos les echen la mano, pero con tanto venezolano en el extranjero y hasta indocumentado en nuestro país, como no se junta un capital habiendo tanto mercenario, que lo detenga y lo lleven a juzgar a los Estados Unidos por narcotraficante. En fin, mientras no hagan algo que o detenga, seguirán sufriendo al dictador que en su momento ellos mismos eligieron.

Vale la pena recordar que Venezuela destituyó a sus jueces, se rodeó de solovinos en la legislatura y los diversos niveles de gobierno y así empezó la dictadura. Y como que para ya nos quieren llevar los legisladores besamanos, que ya han desaparecido los órganos no gubernamentales y tomado el dominio de las cámaras y que a poco más de un mes de cambio de gobierno, se pretende seguir destruyendo al país, para continuar mandando tras bambalinas.



LECTURA Y CALIDAD DE VIDA

María del Carmen Maqueo Garza

Leer nos hace mejores personas.

Dentro de las actividades del círculo de lectura de la UNAM al que pertenezco, comencé la lectura del libro “Persona normal” de Benito Taibo (ed. Destino, 2021).  Obra escrita a manera de un diario en primera voz, que relata las vivencias de un joven a punto de cumplir trece años, al lado de su tío Paco.   El autor aprovecha para hacer digresiones sobre diversos temas; hay una que me agradó en particular: acerca de los libros como formadores de lo que él llama “educación sentimental”, que en términos educativos correspondería a la inteligencia emocional, ese núcleo de fondo sobre el cual se sostienen las decisiones que vamos tomando en el día a día. Transcribo: “El libro es jardín que se puede llevar en el bolsillo, nave espacial que viaja en la mochila, arma para enfrentar las mejores batallas […] semilla de libertad, pañuelo para las lágrimas.”

Me gusta ver televisión cuando encuentro un programa con un contenido que aporte algo en términos de conocimiento o de sensibilidad social.  Pertenezco al pequeño grupo de espectadores que, por lo visto en redes sociales, no encontramos razones para seguir el programa denominado “La casa de los famosos”. Algún periodista podrá juzgarme, y con razón, porque critico algo que no conozco de primera mano, y está en lo cierto.  Nunca he visto dicho programa ni lo veré; con conocer los contenidos que se filtran a través de la red, sé que para mí representaría una franca pérdida de tiempo, y la vida es muy corta como para desperdiciarla así.

La logística: un grupo de “famosos” del medio del espectáculo son encerrados en una residencia y monitoreados las 24 horas del día. Semanalmente se va expulsando uno de los residentes, hasta que al final queda un único ganador que se lleva cuatro millones de pesos.  Revisando los elementos que contiene el programa, se trata de seguir muy de cerca la convivencia de diversos personajes con una buena dosis de rivalidad entre ellos, un voyerismo muy tecnificado para penetrar a la intimidad de las relaciones humanas y atestiguar las rispideces de primera mano.  Se apela a la empatía a favor de alguno de los personajes y se apoyan sus acciones mediante el voto personal, lo que da al espectador la sensación de participar activamente en la decisión semanal de quién será expulsado.  Me recuerda esos pleitos que ocurrían en las famosas vecindades de los años cincuenta y sesenta, estilo Oscar Lewis, donde lo reducido de los espacios habitacionales y la porosidad de los materiales de construcción, volvían lo íntimo del hogar en asunto común para todos, de manera que cada habitante tomaba partido por uno u otro de los contendientes.   ¡Qué manera de perder el tiempo! Mi opinión muy personal, pensando en el desperdicio de tiempo, como si la cuenta de ese material que la vida nos concede en préstamo, no se fuera consumiendo.

Un experimento que he llevado a cabo por mero accidente y hallo muy revelador, de modo que les invito a replicarlo: Cuando aparece en la pantalla una secuencia de comerciales de novelas, coloquen en “mudo” el sonido y observen: La gran mayoría repiten la violencia a modo de gritos o golpes, y las manifestaciones de pasión desmedida, ¡Y es todo! De tales contenidos buscan alimentar nuestro espíritu las grandes productoras.

Cierto, es cada vez más dificultoso exaltar y promover los hábitos de lectura.  Los jóvenes conciben esta actividad como una aburrición, y sucede porque, quienes seguimos creyendo en el poder de los libros, no estamos haciendo bien la tarea. Tal vez los animamos a emprender una lectura plana, sin los matices que el autor quiso dar a cada uno de sus personajes, esos rasgos que los vuelven humanos a ojos del lector y que, de este modo le permiten identificarse con ellos.  En el caso de la obra que menciono, el tío Paco es la oveja negra de la familia que se ve obligado a asumir un papel como tutor del protagonista, luego de que este queda huérfano.  A través de la narración podemos ver los niveles de profundidad de quienes van apareciendo en escena, para quedarnos con el mensaje de que, independientemente del origen, del modo habitual de comportamiento y los desaciertos, cada personaje tendrá algo que aportar a la historia.  Es algo que igual se desarrolla en una pieza teatral o una producción fílmica, aunque a través de la palabra escrita es más accesible: podemos revisar lo narrado, tomarlo y aplicarlo a nuestro diario vivir.

Una de las grandes falacias del tercer milenio, es que perdemos de vista que el tiempo pasa y no regresa.  Actuamos como si la vida se pudiera rebobinar mañana, para volver a vivirla de una mejor manera.

Frente al tiempo la inteligencia para aprovechar cada hora, cada día. Con un libro bajo el brazo, mejor aún.

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Andrés Henestrosa Morales nació el 30 de noviembre de 1906, en San Francisco Ixhuatlán, Oaxaca. Poeta, narrador, ensayista, orador, escritor, político (diputado y senador), bibliófilo, historiador y periodista. Una de sus grandes contribuciones fue la fonetización del idioma zapoteco y su transcripción al alfabeto latino (abecedario). Inició su educación básica en Oaxaca. Hasta los 15 años sólo habló su lengua materna, el zapoteco. Se trasladó a la CdMx, donde estudió un año en la Escuela Normal de Maestros, donde dominó el español. De ahí pasó a la Escuela Nacional Preparatoria y luego a la Escuela Nacional de Jurisprudencia, sin lograr graduarse; al mismo tiempo estudió en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. En 1927 comenzó a escribir por sugerencia de su profesor Antonio Caso, quien lo animó a poner sobre el papel leyendas y fábulas de su tierra zapoteca, en su libro «Los hombres que dispersaron la danza». Durante el viaje que realizó en 1937 a Nueva Orleans, escribió una de sus obras más famosas, «Retrato de mi madre». En 1936 frecuenta a Renato Leduc y Juan de la Cabada, con quien comparte la vida bohemia y trasnochada. Trata familiarmente a Frida y Diego, a Rosa y Miguel Cobarrubias, a quienes acompaña en sus viajes al Istmo de Tehuantepec, «donde las mujeres visten almidonadas enaguas que revolotean al compás de la  música de La Sandunga o La Llorona y bailan cadenciosamente con gracia y donaire elevandolas y luciendo sus más caras joyas». En 1940 se casó con Alfa Ríos en Juchitán.  La ceremonia fue objeto de fantásticas crónicas como la de Agustín Yáñez, descrita en «Espejismos de Juchitán». La Llorona fue compuesta en 1941 por Andrés Henestrosa. Está inspirada en una tragedia de amor en Oaxaca: Un muchacho de Tehuantepec fue a una fiesta en Juchitán y ahí conoció a una chica que salía de la iglesia vistiendo un traje regional istmeño, llamado huipil («Hermoso huipil llevabas, llorona»). El jovén conquistó a la chica istmeña y finalmente fijaron fecha para la boda; pero la revolución mexicana llegó a Oaxaca y el joven fue reclutado para ir a luchar, por lo que su amada lloró a cantaros cuando su novio partió a una guerra de la cual no regresaría. Antes de fallecer, el joven le pidió a uno de sus compañeros entregar una carta de amor. En la carta estaba la letra de «La Llorona». Lo que no se sabe es cómo llegó a manos de Andrés Henestrosa, quien le hizo los arreglos para convertirla en el himno para los mexicanos. Andrés Henestrosa falleció el 10 de enero de 2008, a los 101 años. Andrés Henestrosa: «No me llores, no, porque si me lloras, yo muero. En cambio si tú me cantas, yo vivo y nunca muero».  Dr. Efraín Regalado Sánchez.