El canto de la cigarra (cicada, cigale)
Cientos de millones de años antes que homo sapiens apareciera en planeta Tierra, la humilde cigarra ya estaba cantando su canción; una simple tonadilla de un pequeño insecto, uno de los miembros de la súper-familia Cicaoidea, en el orden de los Hemípteros (verdaderos insectos).
Se han encontrado fósiles de cigarra en las capas del período Pérmico, que terminó hace 255 millones de años.
Hace ya casi 3,000 años, Homero, en su obra La Ilíada tiene este pasaje:
“Los dos sabios, Ucalegon y Antenor, ancianos del pueblo, estaban sentados a las puertas de Scaean …. Eran demasiado viejos para luchar, pero eran oradores fluidos y se sentaban en la torre como cigarras que gorjean delicadamente desde las ramas de algún árbol alto en un bosque. Cuando vieron a Helena que venía hacia la torre, se dijeron en voz baja unos a otros: «No es de extrañar que los troyanos y aqueos soporten tanto y tanto tiempo, por el bien de una mujer tan maravillosa y divinamente hermosa. No hay ningún sentimiento de némesis aquí. tómala y vete, o engendrará tristeza por nosotros y por nuestros hijos después de nosotros «.
En China, desde hace mas de 3,000 años, la cigarra tiene una presencia recurrente en su literatura, arte y cultura, en donde también, al igual que en muchas regiones del mundo, son parte de la gastronomía en platillos culinarios en que se utilizan tanto las ninfas como los insectos adultos.
En diversas culturas, la cigarra se ha considerado como un símbolo espiritual de resurrección e inmortalidad. Los antiguos griegos describían las canciones de los ‘trovadores’.
La súper-familia de cigarras se divide en dos familias, la Tettigarcta que agrupa a dos especies que se encuentran en Australia y la Cicadidae, diseminada por todo el mundo y que engloba más de 3,000 especies.
Las cigarras adultas típicamente viven en los arboles, y se alimentan chupando el xilema, el líquido que fluye y nutre la planta, no comen las hojas. Muy pocas especies son nocturnas.
Su ciclo de vida se inicia cuando macho y hembra se aparean, la hembra deposita de 200 a 400 huevecillos en pequeños orificios que ellas hacen en el extremo distal de las ramas de arboles y arbustos, generalmente en los tallos delgados, jóvenes, los más tiernos. En pocos días todas las cigarras trabajan para cortar esas puntas de las ramas, cayendo así al suelo los huevecillos.
Entre 6 y 10 semanas más tarde, los huevecillos se transforman en larvas (ninfas) las cuales se sumergen al subsuelo, a 20-30 cm de la superficie y se convierten en parásitos subterráneos, acoplados a las raíces y nutriéndose de la savia que inicia su flujo ascendente hacia el resto del árbol.
Tiempo después, las ninfas, cuando la temperatura de su entorno es constante en 17 grados centígrados, generalmente entre mayo y junio, su reloj biológico les indica que ya es el tiempo apropiado y así salen del subsuelo; se liberan de su exoesqueleto (al igual que la mariposa deja el capullo), despliegan sus alas y se disponen a acoplarse, para así cumplir con el mandamiento biológico recurrente que nos reclama la naturaleza a los seres vivientes: reproducirse.
La inmensa mayoría de los insectos adultos vive solamente por 4 a 6 semanas.
Todas y cada una de las especies de cigarra siguen ordenes de un reloj biológico, individual y colectivo, ya que todas sincronizan su salida del subsuelo al mismo tiempo.
Basados en la duración de este ciclo, de huevecillo a adulto, los científicos han dividido a las familias de cigarras en dos grupos: anuales, que emergen cada año, y periódicas, que brotan en períodos de tiempo determinado, repetitivo, cada 13 o cada 17 años.
En Norteamérica existe el género Magicicada, que tiene el período de desarrollo más largo de todos los insectos. Está dividido en dos grupos geográficos, llamados Brood, “crías de cigarra”; uno que es prevalente en el Sureste de los Estados Unidos y otro que impera en el Noreste.
El grupo del Sureste se caracteriza por surgir del subsuelo cada 13 años y el del Noreste cada 17 años. Los subgrupos son designados con numerales romanos.
En estos días los científicos están esperando la llegada de trillones de cigarras en el Noreste, conocida como Brood-X, o Cría 10, que son los huevecillos depositados en 2004 y ahora ya convertidos en adultos. Todas las cigarras de la misma especie y región salen del subsuelo al mismo tiempo, en sincronía. Primero salen los machos y días después lo hacen las hembras.
Brood-X es un espectáculo biológico extraordinario que se observa en 17 estados, cuando miles de millones de cigarras se desnudarán de su capullo, batirán sus alas y producirán un ruido, no molesto, pero ensordecedor, que se ha medido a 96 decibeles (el sonido de una cortadora de pasto, el ruido del motor de una motocicleta).
Para nosotros es ruido, pero el canto de la cigarra es la llamada de los machos para atraer a las hembras; es el resultado del movimiento rápido de unas estructuras en la superficie de la parte posterior de su dorso llamadas timbales, bajo las alas. Músculos especiales las mueven rápidamente para así crear la serenata de las cigarras. Los insectos de cada determinada especie y de cada región tienen sus propios cantos, son diferentes versiones de la misma tonadilla ancestral.
Las cigarras no tienen depredadores naturales pero son comida fácil para pájaros, otros insectos, roedores, víboras, aún gatos y perros.
Estos insectos no son dañinos, pero sí ayudan, como ninfas aireando el subsuelo, y como adultos podando a los arboles maduros; aunque si pueden afectar al árbol joven tierno.
Además, al morir, sus cuerpos se convierten en abono, sobre todo nitrógeno, esencial para las plantas;
Las ninfas mismas, en todo su ciclo, no dañan al árbol ya que se alimentan durante todos esos años con la savia de sus raíces, que es la savia menos nutritiva para la planta.
El científico John McCutcheon y colegas de la U. de Arizona, publicaron en 2009 los hallazgos acerca de una posible explicación de como la cigarra vive por tan largo tiempo, crece y se desarrolla con una nutrición tan deficiente.
(Sept. 8 2009 Proceedings of the National Academy of Science y julio 17, 2009 PLoS Genetics)
Encontró que la cigarra Diceroprocta semicincta, que recogió del subsuelo de arboles de mezquite, mantiene una relación simbiótica con una bacteria que el nombró Hodgkinia cicadicola.
La bacteria vive en la cigarra y le provee nutrición esencial, vitamina B12 y sobre todo aminoácidos, que no están presentes en la savia de las raíces de las plantas.
Se sabe que la mayoría de los insectos que se nutren de la savia de la plantas tienen simbiontes bacterianos similares, pero el que se encontró en la cigarra tiene la menor cantidad de genes entre todos los organismos celulares estudiados, aun menos que los cloroplastos, pero tiene la capacidad de producir aminoácidos que la cigarra utiliza para hacer sus proteínas.
Las cigarras no pican, no tienen veneno. No causan daño ni enfermedad a humanos ni animales.
Al vivir en el subsuelo, haciendo túneles, orificios, se estima que ayudan a los arboles al mejorar tanto la ventilación como la humedad del terreno.
Desde hace muchos años los agricultores han aprendido a no sembrar arboles ni arbustos en la época de cigarras ya que, aunque no causan daño a los arboles maduros, si dañan a los arboles jóvenes, al depositar sus huevecillos en sus ramas que después van a caer al suelo. Esto es esencial para el desarrollo de los huevecillos, pero va en detrimento para el árbol tierno; a los cuales se les puede proteger cubriéndolos con una red protectora.
Así que la cigarra tiene una relación simbiótica con arboles, nutriéndose de sus raíces y a su vez ayudando a mejorar el terreno donde arboles y arbustos viven y también poda las ramas de los arboles maduros; después de una corta vida de la cigarra adulta, de tan solo 4 a 6 semanas, al morir sus restos son abono para la vegetación. No causan daño ni a las plantas, ni a los animales, ni a los humanos.
Y así ha sido por millones de años.
Y desde la antigüedad se ha comprendido y aceptado, hasta que llega…
La codicia de un animal rapaz, el ser humano moderno.
Múltiples insecticidas han sido prohibidos en los últimos 40 años debido a su riesgo potencial a la salud humana y el daño a otros animales y al medio ambiente.
Charles Taylor, de la Universidad Columbia en Nueva York (Cicadian Rhythm: Insecticides, Infant Health and Long-term Outcomes; mayo 2021) nos presenta una alerta más acerca de los peligros que las sustancias químicas en los insecticidas modernos acarrean al medio ambiente y a la humanidad.
Granjeros en las regiones donde las cigarras aparecen, estando preocupados por los daños a arboles jóvenes, sobre todo en los plantíos de arboles de manzana, y el impacto negativo que esto pueda causar al disminuir su producción, han instaurado programas de aplicación de insecticidas para eliminar a las cigarras adultas, y así impedir su apareamiento y reproducción.
El investigador analiza datos de 1950 a 2016 en las regiones y condados en donde ocurren los brotes periódicos de cigarras.
Se sabe del uso generalizado de insecticidas para eliminarlas, pero no existen datos acerca de los programas de aplicación de insecticida en cada condado en donde aparecen las cigarras.
Así que Taylor hizo su estudio analizando las áreas que tienen plantaciones de arboles de manzana y cuales regiones tienen mas manzaneros (lo que refleja el mayor uso de insecticidas) y comparó esas regiones y condados con otros en regiones donde no se utiliza insecticida.
Recopiló y analizó datos precisos obtenidos de los departamentos de salud y educación de esas áreas comparadas.
Resultados preocupantes:
1. En el año siguiente al brote de cigarras (y el consecuente uso de insecticidas), la tasa de mortalidad infantil mostró un aumento de 0.3 muertes por cada 1,000 nacidos vivos en los condados en donde hay plantíos de manzaneros, comparado con los condados en los que no tienen plantaciones de manzana (en los que no se utilizó insecticida)
Ese cambio (0.3 muertes por cada 1,000 nacidos vivos) representa un aumento del 5%
comparado con la tasa nacional
2. Niños que estaban in-utero al tiempo de la llegada de cigarras y que sus madres fueron expuestas al vivir en condados con uso de insecticida, fueron comparados con niños similares cuyas madres no fueron expuestas al insecticida ::
- a- Para los niños en escuela primaria: se estima que los expuestos in-utero tuvieron un 10% menos de aprendizaje en el mismo año comparativo
- b- Para los niños ya en preparatoria: de los que fueron expuestos in-utero, al llegar a la edad de 17 a 18 años, un 5% más de ellos no terminaron la preparatoria, comparados con los no expuestos..
Este no es un estudio prospectivo, tampoco una prueba de causa-efecto, pero que nos sirva de alerta de una posible relación entre una actividad humana, la utilización de sustancias químicas creadas en laboratorio, y su impacto nocivo en el ser humano, animales y nuestro entorno, alterando las maneras milenarias de la naturaleza.
Y LA IRONIA ES QUE …. Como lo establece Taylor en su reporte:
Si bien parece haber una relación negativa débil entre los ingresos agrícolas y las cigarras en general, no parece que la aparición de cigarras afecte negativamente los resultados económicos en los condados productores de manzanas.
Esto es mi resumen de varios documentos y lo que he aprendido en los últimos tres días me recuerda esta reflexión :
En algún apartado rincón del universo centelleante, desparramado en innumerables sistemas solares, hubo una vez un astro en el que animales inteligentes inventaron el conocimiento.
Fue el minuto más altanero y falaz de la “Historia Universal”: pero, a fin de cuentas, solo un minuto.
Tras breves respiraciones de la naturaleza, el astro se heló y los animales inteligentes hubieron de perecer.
Friedrich Nietzsche
Sobre verdad y mentira en sentido extramoral
1873
Guillermo A. Gutiérrez Calleros
Hijo de Rafael y Julia
Phoenix, AZ
16 junio 2021