Perdón, Dr. Efraín Regalado Sánchez.
Perdón, puede referirse a la acción de perdonar, liberando a alguien de una ofensa, culpa o deuda, o a una petición de disculpas o aclaración. En general, el perdón es una decisión consciente de dejar atrás el resentimiento para recuperar la paz interior, y no significa olvidar la ofensa, justificarla o reconciliarse forzosamente. La acción de perdonar conlleva la existencia de las siguientes condiciones: a) la existencia de una ofensa de cualquier tipo, b) conocimiento de la ofensa por el ofendido por la «confesión» del propio ofensor o por otros medios, c) el perjudicado por la ofensa se siente ofendido, d) se modifica la actitud del ofendido hacia el ofensor (resentimiento, situación de enfado, e) eventualmente conocimiento por el ofensor de la afectación de las relaciones entre el ofensor y el ofendido, f) eventualmente el ofensor siente y/o manifiesta su vergüenza y/o arrepentimiento, g) eventualmente el ofensor reconoce su error y culpa y/o solicita el perdón y/o da una satisfacción al ofendido para hacerse merecedor del perdón; quien pide perdón reconoce ante sí mismo su propio error y culpa, vence su orgullo ante el ofendido, y le solicita la gracia del perdón; sin embargo se arriesga a haber reconocido la culpa o responsabilidad para eventualmente no recibir el perdón solicitado, h) el ofendido decide perdonar al ofensor, y/o eventualmente se lo comunica expresa o tácitamente. El indulto, también conocido como perdón, es una causa de extinción de la responsabilidad penal, que supone el perdón de la pena; lo concede un poder soberano, como un rey o jefe de Estado. El perdón es diferente a la amnistía, que supone renunciar a perseguir el delito; sólo puede indultarse a quien ya ha sido condenado, en cambio puede amnistiarse a quien no lo ha sido. Perdonar a un deudor una deuda de modo gratuito es equivalente a una donación por lo que se denomina «condonación». El perdón deja atrás los rencores y la amargura. Cuando alguien te importa te hace daño, puedes aferrarte a tu ira y resentimiento o perdonarlo y seguir adelante. En el transcurso de nuestra vida, quién no ha sido herido por acciones o palabras de otra persona. Esas heridas pueden causar sentimientos persistentes de resentimiento, amargura o ira, y, a veces, incluso odio. Si te aferras a ese dolor, quizás seas tú quien pague las consecuencias. Perdonar te puede traer paz y esperanza y guiarte por el camino del bienestar físico, espiritual y emocional. El perdón puede conducirte a tener relaciones más sanas, mejor salud mental, menor grado de ansiedad, de estrés y de hostilidad, menores síntomas de la presión arterial alta, sistema inmunitario más fuerte, mejor salud del corazón, mayor autoestima. Perdonar puede ser difícil, en especial si la persona que te ofendió no admite haber actuado mal. El perdón puede llevar a la reconciliación; en ocasiones no es posible si la persona que te ofendió no quiere comunicarse contigo; en otros casos la reconciliación puede no ser apropiada. Conseguir que la otra persona cambie no es el propósito del perdón. No se puede obligar a nadie a que te perdone; pase lo que pase, hay que comprometerse a tratar a otros con compasión, empatía y respeto.
Mark Twain: «El perdón es la fragancia que la violeta derrama sobre el talón que lo ha aplastado».
Dr. Efraín Regalado Sánchez.
Saludos.