IDEARIO DE UN HUMANISTA, María del Carmen Maqueo Garza

IDEARIO DE UN HUMANISTA

María del Carmen Maqueo Garza

 “El hombre es su palabra”: título de una obra didáctica  del licenciado José Muñoz Cota, gran orador.  A partir de su expresión, me permito ampliar la referencia y decir: “El hombre es su palabra cumplida”. Algo que solo el tiempo legitima.

Día 28 de agosto: inicio del calendario escolar.  Esta vez ocurre en medio de una polémica con relación a los libros de texto gratuito, inscritos en lo que el gobierno en turno ha denominado “Nueva Escuela Mexicana” (NEM).  Mucho se ha dicho a favor y en contra de la colección, tanto por su estructura, como por sus contenidos y la intención política  implícita en los mismos.  Lo relativo al logro de condiciones dignas de vida para los mexicanos, según señala el instructivo para maestros de secundaria, parte desde la Conquista interpretada como un despojo de las condiciones en que vivieron los pueblos originales en territorio nacional, hasta la actualidad.   Repasa  episodios cruentos generados por la búsqueda de mejores condiciones de vida.  Mi parecer particular es que da mucho peso y glorifica los levantamientos guerrilleros del siglo pasado, y en dicho contexto presenta el fallido  intento de secuestro y final homicidio de Don Eugenio Garza Sada en 1973  como un trabajo  de la Liga 23 de septiembre (cito) “…al intentar retener en Monterrey a Eugenio Garza Sada, ícono y leyenda del empresariado mexicano, en cuya acción perdieron la vida el empresario, su chofer y dos elementos del comando guerrillero” (fin de la cita). A base de eufemismos se rehúye llamar a las cosas por su nombre: Fue un secuestro fallido que perseguía evidentes objetivos económicos por parte de un grupo guerrillero.  Aquellos eran tiempos de revueltas a nivel mundial y muchos sectores estudiantiles mexicanos se hallaban identificados con personajes disruptores como Fidel Castro y el Che Guevara.

Parte de mis estudios los cursé en la ciudad de Monterrey.  Ello me permite ver de otro modo a Don Eugenio Garza Sada, el gran visionario, fundador del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, que en su momento representó una gran innovación en lo que a enseñanza superior se refiere.  A un tiempo fundador de diversas empresas que, a cincuenta años de su muerte, siguen activas.  Más allá del personaje empresarial, yo quiero destacar la calidad humana de Don Eugenio.  En esta ocasión me remito a su Ideario, que puede revisarse en línea dentro de la página del ITESM.  Con pequeños ajustes de edición, por exigencias del espacio periodístico, quiero reproducir los diecisiete principios que para Don Eugenio fueron clave fundacional del carácter de Monterrey, como un polo de desarrollo bien integrado en la economía global, un capitalismo humanista que no ha descuidado la bonhomía que caracteriza a los regiomontanos. Tras su elaboración, este ideario fue colocado en  las áreas de trabajo de sus empresas para su cumplimiento.  El primero en acatarlo fue el propio Don Eugenio. Aquí no aparece transcrito en forma textual, salvo las frases entrecomilladas. Sus principios rezan:

1 Reconocer el mérito de los demás por la participación que hayan tenido en una tarea, sin usurparlo.

2 Controlar el temperamento, haciendo un llamado a la contención y a la cordialidad frente a las diferencias de opinión. “El verdadero ejecutivo abdica el derecho a la ira”

3 Nunca hacer burla de nadie; evitar siempre el sarcasmo.

4, 5 y 6  Ser cortés con los demás. Tolerante con las diferencias. Ser puntual.

7 Evitar la arrogancia y la autocomplacencia, resaltando el adagio que reza: “el orgullo antecede a la caída”. Llama a evitar descalificaciones de otros, reflejo de conflictos intrapersonales que las disparan.

8 Evitar verdades a medias. Finalmente, todo se regresa.

9 Ante un problema, conceder a los demás libertad de expresión  y derecho de réplica.  Ser pacientes al escucharlos.

10 Ser claros y concisos al hablar, y precisos en el uso del lenguaje.

11 Evitar vituperios.  Que sea el peso de los contenidos lo que dé contundencia a la expresión.

12 Disfrutar el trabajo.  Si este no genera gozo, buscarse otro.

13 Reconocer el enorme valor del trabajador manual, como base de la empresa.

14 Pensar en priorizar el beneficio colectivo, antes que el propio.

15 “Análisis por encima de la inspiración o de la intuición”.

16 Dedicación al trabajo como una misión sagrada.

17 Modestia: fijar la atención en el ser humano, trabajar por su bien, dejando de lado cuestiones materiales vanas “…y si estas cosas significan para uno más que la tarea bien y calladamente cumplida y los conocimientos y el refinamiento espiritual para adquirirlos, entonces se precisa un cambio de actitud o de trabajo.”

Capitalismo y humanismo no  están peleados.  Aquí tenemos el mejor ejemplo.  Es de sabios comenzar a entenderlo.

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