Cualquier destino, por largo y complicado que sea, consta en realidad de un sólo momento: el momento en que el hombre (o mujer) sabe para siempre quién es, Dr. Efraín Regalado Sánchez

Jorge Luis Borges, escritor universal, solía construir con sus relatos espacios de encierro, laberintos, pesadillas, angustia; sufría de insomnio. Fue capaz de modelar el realismo con las herramientas de la literatura fantástica; el género fantástico tomaba en él la forma de pesadilla: de no poder dormir a no querer dormir. Sus cuentos, recopilados en volúmenes como Ficciones y El Aleph, entre otros. Santiago Llach, editor, comenta que Borges fue, como dice Beatriz Sorlo, crítica literaria, un escritor en las orillas: en las orillas del Río de Plata, en las orillas del occidente y también en las orillas de las páginas. Como un copista medieval, anotó y reversionó historias e ideas de otros. Sus narraciones son una fuerza sintética increíble, que disparan al lector a la historia de la filosofía y, a la filosofía de los asesinos, a visiones poéticas del universo y, a la empatía emocional con este hombre que encontró en sus fallas (la torpeza mental, la ceguera, la tendencia a la fantasía) su poder expresivo. Aleph, en la tradición mística, es la primera letra del alfabeto hebreo y simboliza el inicio y la totalidad, representando el principio o el todo. El Aleph es tanto el nombre de un famoso cuento como el libro que lo contiene, publicado en 1949. El Aleph, una historia inspirada en el amor. Debido a la avanzada ceguera de Borges, fue Estela Canto quien mecanografió el evento. El Aleph es uno de los libros de cuentos más representativos de Borges, reeditado en 1974. En 1957 fue galardonado con el primer premio en la categoría Obras de imaginación en Prosa de las Secretaría de Cultura de la Nación (Argentina). La obra está compuesta por 17 cuentos, entre ellos el cuento «El Aleph»: El protagonista de la historia es el narrador (Borges), quien visita la casa de su amiga Beatriz Viterbo después de su muerte. Sin embargo, la verdadera razón de su visita es la curiosidad de ver a Beatriz una última vez y también por otro motivo misterioso. En casa de los Viterbo, el primo de Beatriz, Carlos Argentino Daneri, se ha apoderado de la biblioteca de la familia y ha estado escribiendo un poema épico que describe su visión de la divinidad. Daneri ha estado obsesionado con un punto específico en el sótano de la casa, el cual llama «El Aleph». Afirma que este punto en el espacio contiene todos los puntos del universo y permite la visión de todas las cosas en solo un instante. El narrador, inicialmente escéptico, acepta la invitación de Daneri para ver «El Aleph». Después de un recorrido a través de pasadizos oscuros y polvorientos, llegan al lugar. Daneri describe con entusiasmo las maravillas que ha visto a través de «El Aleph» que incluyen escenas de lugares lejanos y eventos pasados y futuros. El narrador al ver «El Aleph», experimenta una experiencia abrumadora. En ese breve momento, es testigo de una inmensa cantidad de eventos y visiones, incluyendo a Beatriz en diferentes momentos de su vida. De cualquier modo, el narrador decide mentirle y afirmarle que no ha visto absolutamente nada. Aconseja a Daneri derrumbar la casa y marcharse a vivir fuera de la ciudad. El evento concluye con el narrador que se marcha de la casa reflexionando sobre la vastedad del universo y la relatividad de la percepción humana. Años más tarde……………….
Jorge Luis Borges: «Cualquier destino, por largo y complicado que sea, consta en realidad de un sólo momento: el momento en que el hombre (o mujer) sabe para siempre quién es»,
Dr. Efraín Regalado Sánchez