POR UNA CONSTRUCCIÓN DE PAZ
María del Carmen Maqueo Garza
Acabo de terminar un curso por demás interesante acerca de aproximaciones para la construcción de paz. Lo hallé altamente esclarecedor; puso en contexto ideas y políticas que sabemos que existen, pero que, cuando menos en mi caso, no había analizado desde sus orígenes, modos de acción y resultados esperados. Por un momento me remitió al lema del movimiento hippie: “Amor y paz”, entendido desde su connotación más amplia.
Me topé con un concepto que deseo comentar aquí: “Crematística”, término aristotélico utilizado para definir el arte de adquirir riqueza y acumular dinero, independientemente de su uso o valor para la cobertura de necesidades básicas. A diferencia de la utilidad práctica de la economía, la crematística se enfoca a la acción de acumular obsesivamente, sin un fin particular y sin tomar en cuenta el entorno. Pese a su antigüedad, me parece un término más que vigente en nuestros tiempos, y que se asocia a lastres sociales como la corrupción y la impunidad que tanto castigan a nuestras sociedades.
Dentro de las políticas de procuración de paz se habla de proveer a nuestras fuerzas de seguridad de un salario digno que las valide frente a la sociedad y que permita a sus elementos desempeñarse apegados a la ética. Esto es, la distribución inteligente y amorosa de recursos, facilitará la construcción de una sociedad con los valores que tanta falta nos hacen.
Dentro de los mitos de nuestro imaginario colectivo, hablar de amor como ingrediente de las políticas públicas resulta poco habitual, además de que se presta a malinterpretaciones. Buscar políticos que amen a sus votantes y los traten de la mejor manera, lejos de ser un absurdo es una necesidad muy urgente entre todos nosotros. Precisamente el capitalismo neoliberal nos ha llevado a una epidemia de soledad en la cual todos nos sentimos aislados, invisibles, que no somos tomados en cuenta por otros. Lo que tenemos más a la mano para huir de esa soledad existencial, son las pantallas digitales, que se han convertido en una especie de apéndice de nuestra propia persona. Es así como nos hallamos constantemente expuestos a ideas lanzadas en forma intermitente a través de las redes sociales. Nos compelen a comprar para ser; a alinearnos en el sentido en que las figuras del momento llamen a hacerlo. Por esta razón es que autores como la inglesa Noreena Hertz, en su libro “El siglo de la soledad”, o la propia Hannah Arendt en “Los orígenes del totalitarismo”, consideran que somos proclives a engancharnos con populismos de derecha, que se dirigen al corazón más que a la razón.
El vacío existencial que amenaza con engullirnos tiene su raíz en la creencia de que lo que somos, lo que podemos o no lograr, proviene del exterior. Se nos ha olvidado procurar la soledad productiva que lleva a espacios de mí-conmigo para conocerme, descubrir mis virtudes, reconocer mis limitaciones y definir mi proyecto de vida único, que no tiene por qué parecerse a ningún otro. Solemos manejarnos, la mayoría de las veces de modo inconsciente, esperando ver qué nos cae desde afuera para construirnos, o qué debemos evitar del exterior para no ser dañados. Subestimamos la enorme capacidad que hay dentro de nosotros mismos, que, a final de cuentas, debe de ser la que lleve el timón de mando de nuestra existencia.
En ese esperar lo que venga del exterior es donde tiene sentada su enorme fortaleza el consumismo. Nos ofrece productos, actualizaciones y demás susurrándonos frases atractivas: “Para que triunfes, para que te quieran, para que destaques.” Y en nuestra candidez como internautas y tomados por el factor sorpresa, convertimos en gran prioridad la adquisición de mercancía y de marcas, apelando a nuestra necesidad de pertenencia. Conforme se actualizan los inventarios del mercado y salen nuevos productos, ese vacío interior se vuelve a percibir como algo inminente por llenar.
“Crematística”: Una gran palabra que habrá que volver a incluir en nuestros diccionarios, puesto que está cien por ciento vigente en las interacciones sociales y económicas que llevamos a cabo. Un término para recordar cuando nos sentimos compelidos a comprar por comprar; por exhibir; por asemejarnos a los modelos que nos vende el comercio en la esfera exterior. Detenernos por un momento y preguntarnos de qué modo ese nuevo producto contribuirá a hacer de nosotros mejores seres humanos, compasivos, sensibles o solidarios, hacia la creación de un mundo más digno y feliz. Razonar si adquirir ese producto nos va a provocar una descarga momentánea de dopamina que pronto se agota, o si en verdad va a contribuir a regalarnos una vida profundamente auténtica, plena y gratificante, que sane ese vacío existencial que tanto nos amenaza.
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TRES FECHAS: UNA SOLA PASIÓN
María del Carmen Maqueo Garza
Hay momentos en que el tiempo se detiene de repente para dar lugar a la eternidad:
En la vida de todos nosotros hay fechas especiales, que marcan nuestro calendario. En mi caso, justo en estos días, se cumplen, no una sino tres fechas muy significativas, de las cuales hoy me permitiré hablar. Muy distinto a mi habitual estilo periodístico, en esta ocasión deseo compartir algo de mi vida personal, para aquel lector que generosamente guste acompañarme.
Estoy a escasas horas de entrar al séptimo piso, como se llama eufemísticamente a cumplir setenta años. Me siento muy afortunada, en particular luego de que en dos ocasiones he tenido condiciones médicas que me pusieron a un paso de la muerte. Agradezco profundamente a mis padres el regalo de la vida y a Dios el privilegio de seguir aquí haciendo aquello que más me gusta hacer, con total libertad. Gracias a todo el personal médico y de enfermería que estuvo conmigo en esas horas terribles; sepan que cada día los recuerdo con cariño y gratitud. Si no ha sido por su entrega amorosa y su dedicación, no estaría hoy aquí.
Otra fecha que se cumple junto con mi cumpleaños es el decimoquinto aniversario de mi blog, ese espacio personal que inició hace tres lustros como una necesidad de compartir algo más que mis colaboraciones periodísticas. Domingo a domingo, salvo en una única ocasión, ha salido la actualización de mi blog, que preparo con entusiasmo y alegría en el curso de la semana. En más de una oportunidad he expresado que es como un hijo al que me alegra dedicar tiempo y empeño. No podría determinar cuántas horas de la semana se me van en su preparación, pues como dice Confucio, cuando elegimos un trabajo que nos gusta, no tendremos que trabajar ni un día en la vida.
La tercera fecha que se cumple justo en estas semanas es la de mi primera colaboración periodística. Fue un 23 de abril de 1975 cuando, lo que habían sido pequeñas aproximaciones en diarios escolares, escaló a un periódico regional. Recuerdo que me hallaba convencidísima de publicar mi opinión respecto a un asunto ocurrido en las aulas universitarias a raíz de una falta colectiva. Tenía la profunda necesidad de exponerlo al mundo. Tomé mi máquina Olivetti y escribí al menos unas tres veces lo que quería decir. Terminó ocupando una cuartilla y en ese momento descubrí un problema que sería reiterativo durante muchos años: Había que ponerle nombre al niño. Como si fuera hoy, viene a la memoria una escena donde estamos mi madre y yo, buscando un título a la colaboración. En su deseo de apoyar ella propuso: “Contigo pan y cebolla”, aludiendo a la comedia en cuatro actos del dramaturgo mexicano Manuel Eduardo de Gorostiza. Finalmente intitulé la colaboración como “Naná”, atendiendo al título de la película basada en la novela homónima del francés Zola, que forma parte de la colección de novelas de época reunidas bajo el título de “Los Rougon-Macquart”. La proyección de esa película en una sala de cine de arte en función matutina dio lugar a la falta colectiva de mi grupo que detonó la idea de publicar un texto de protesta.
Han pasado ya cincuenta años de esa primera colaboración. Publicar en diversos medios impresos y digitales, de manera periódica representa para mí una tarea sagrada que cumplo con el corazón puesto en ello. Con los años y la práctica, lo que inicialmente representaba un largo proceso de preparación, ahora me toma mucho menos tiempo. Conozco mi voz y los temas que me apasionan, y procuro escribir de manera clara y directa, como dicen mis maestros de taller, para ese narratario ideal que soñamos que nos va a leer.
A los setenta queda claro que estamos mucho más allá de la mitad de la vida. Es difícil saber con precisión cuánto tiempo pueda quedarnos. Una cosa es cierta, en mi caso deseo vivir ese tiempo con la misma pasión con que he hecho durante estas décadas, propuesta a obtener el máximo provecho del único elemento inaprensible que existe: el tiempo. Continuar proponiéndome objetivos y esforzándome por cumplirlos. Que la muerte no me sorprenda derrotada a la vera del camino, sino trabajando por llegar a puerto como navegante entusiasta.
Muchas gracias a quienes hoy han acompañado estas líneas y a quienes han seguido mis letras durante cincuenta años. Los llevo en el alma, como destinatarios de todos mis empeños. Gracias también a los críticos que, en más de una ocasión han descalificado mis escritos. Sus señalamientos me han servido para revisar lo propio y para dar una oteada al mundo lector, buscando descifrar sus motivos. Gracias a unos y otros por estar ahí. Gracias a la palabra escrita que me ha abierto un amplio abanico de expresión. Gracias a mis hijos: mi mayor inspiración. Gracias a la vida.
“LA TRAGEDIA DEL CUAUHTEMOC”
El buque Cuauhtémoc, es un velero de gran calado, barco escuela para los cadetes, futuros marinos de la Armada de México y por ende, un transporte militar.
Construido en 1882 en los muelles de Bilbao España de donde llegó a nuestro país para que en el se instruyeran y formaran las generaciones de marinos que son parte de la armada.
Por muchos años, ha sido un símbolo de disciplina, que con orgullo ha representado a México en los principales puertos del mundo, recorriendo los siete mares y siempre dejando muy en alto el honor y valor de sus cadetes.
Es costumbre que al aaribo y al levar anclas para partir de cada puerto, los cadetes monten en los mástiles y se posen en las vergas, que son los travesaños que sostienen el velamen y con esllo, saludar y despedirse de los países y puertos que visitan.
En la recién visita que hiciera a Nueva York , no fue la excepción , tras estar anclado en el South Street Seaport por 5 dias y tras haber recibido a muchísimos visitantes que admiraron su construcción, instalaciones y recibir la calidez de los anfitriones, se preparaba para salirdel puerto a la espera de participar en el magno desfile naval en conmemoración del 4 de julio, fecha de la independencia de Estados Unidos de Norte América y en la que participarían diversas naves de distintas banderas, la nuestra incluida. Lamentablemente un día antes de su levar anclas, fue utilizado por emisarios del gobierno para hacer proselitismo político a favor de su partido y para rematar tal parece que hubo fallas en los motores, el timón y errores de control por el capitán y el piloto a cargo del barco, siendo empujado por el aire hacia el Puente de Brooklyn donde se fueron partiendo los tres mástiles del barco, matando a dos cadetes y lesionando a más de una veintena que no cayeron gracias a sus arneses. Mucha responsabilidad es del piloto que no pertenece al barco , sino al puerto receptor y que junto con los remolcadores son los encargados de dirigir las naves a su llegada y partida.
Que pena y ridículo que hayan usado una embarcación oficial atracada en otro país, para hacer proselitismo a la farsa de la elección del poder judicial y que tristeza que dos cadetes perdieran la vida por falta de mantenimiento de la nave y errores humanos y que otros veintidós estés lesionados y algunos en estado crítico.
Habrá que hacerse una investigación exhaustiva para deslindar responsabilidades, pero por lo pronto en Cuauhtémoc queda fuera de circulación y habrá de regresar a los astilleros para su reparación integral.
Ojalá los heridos se recuperen pronto y bien y las familias de los deudos encuentren la paz y resignación.
EL REVERSO DE LAS COSAS
María del Carmen Maqueo Garza
No deja de asombrarme el poder que tienen las palabras. Una de ellas ha iniciado guerras; otra ha instalado la concordia entre pueblos. Una es capaz de despertar el mayor potencial humano cuando se es niño; otra, dicha en esos mismos primeros años, es capaz de anular ese potencial para toda la vida.
En un mundo dominado por las apariencias, solemos dejarnos llevar por la primera impresión (“coup d’oeil”, dirían los franceses), para calificar los discursos, las noticias y hasta las personas. No solemos detenernos a analizar que, detrás de lo aparente hay una estructura que lo sustenta, llámese intenciones o trasfondo afectivo de quien lanza ese contenido a la opinión general.
En los sitios públicos no es infrecuente encontrar graffitis: trazos más o menos armónicos hechos con pintura en aerosol. Una forma de autoafirmación, generalmente juvenil, un decir “este soy y aquí estoy manifestándome”, frente a una sociedad en la que sienten no ser bien aceptados. Así nos encontramos, desde arte urbana bien hecha, hasta signos casi indescifrables que, a la vista, no hacen más que afear el escenario urbano. Si nos quedamos en la anécdota tal vez ocultemos las manifestaciones de este fenómeno con una capa de pintura. Si nos asomamos más allá, al reverso de lo que se nos presenta, podremos detectar necesidades de esos jóvenes, en apariencia rebeldes, que buscan ser solventadas. Necesidades de aceptación, de reconocimiento y de identidad, que bien podrían ser abordadas de otra forma, a partir del síntoma y en búsqueda de un alivio.
Otro caso muy relacionado con la juventud es el de novatos conductores que obran de manera imprudente, no pocas veces ocasionando lamentables accidentes de tráfico. La descarga hormonal propia de su edad los lleva a sentirse capaces de todo, infalibles, lo que, en no pocas ocasiones, termina en tragedia. Los escuchamos avanzar por calles y avenidas con el escape abierto, lo que genera un ruido atronador, como una forma de expresar la potencia que ellos sienten tener. Poco logramos con prohibir los escapes abiertos o con dotar a todos los ciudadanos de tapones para los oídos. Más bien habrá que ir al reverso de los hechos y tratar de entender la razón por la que estos chicos necesitan manifestarse de un modo tan escandaloso. Al hacerlo y trabajar sobre las causas, resolveremos el problema del ruido y fortaleceremos la autoestima del chico para toda la vida.
Del mismo modo que los casos anteriores, las palabras tienen un reverso al que no siempre ponemos la debida atención. Solemos quedarnos solamente en la palabra, sin recapacitar qué origen tiene. Si está dicha desde la sinceridad, desde la empatía, o si es una palabra engañosa proveniente de una zona más bien oscura. No se trata de volvernos suspicaces con el mundo; simplemente es pasar los dichos por el tamiz de la razón, hasta entender la intención con la que se pronuncian. Ello podrá ubicarnos en la realidad y salvarnos de grandes frustraciones.
En un principio mencionaba el inmenso poder de las palabras, mucho más allá de lo que habitualmente podríamos imaginar. En el hogar una palabra que califica, o lo contrario, descalifica a un niño, puede marcarlo para siempre. Sobre todo, cuando esa palabra proviene de las fuentes más confiables y amadas para él: sus propios padres. Bien dice alguna sentencia de la educación que no reprendamos a nuestros hijos cuando estamos alterados por lo que hicieron, pues no podemos imaginar qué palabras seremos capaces de pronunciar en ese momento. Ante la falta del menor, en la mayoría de los casos, habrá que serenarnos antes de decidir de qué forma vamos a corregirlo. Los castigos dictados en un momento de ira suelen ser excesivos y marcan al niño para siempre.
Volteemos la vista a la naturaleza, veamos las plantas que nos rodean. Cada una de sus hojas tiene un anverso, el que vemos de primera intención, pero tiene también un reverso que, aunque oculto, cumple una función para la planta. Es necesario visualizar ambas caras para entender cabalmente cómo trabaja en forma conjunta. Cualquier otra especie suele mostrarnos una cara y se guarda de revelar la otra, la oculta, y no es hasta que conocemos ambas que estamos en capacidad de entender su actuación como presa o como depredador.
Nosotros, humanos, actuamos de un modo de entrada perceptible, pero nos mueve un mecanismo interno que no se aprecia a simple vista. Cuando nos enfocamos en tratar de entenderlo, comenzamos a comprender mejor lo que genera determinadas conductas de nuestros semejantes, para así poder manejarlas con acierto. Entenderemos entonces que todos somos la mar de distintos, por muchas razones, y que en mirar más allá está la esencia de una sociedad armónica.
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Hoy quiero cambiar a mi ciudad…
Miro al pasado y el recuerdo me puso triste,
Guardé silencio y me convertí en un cómplice,
Vi paso a paso como te hicieron tan decadente,
Nunca me opuse es más fui hasta su amigo.
Pensé que la vida era así y vivirla me propuse,
Aunque era cruel y tan diferente
Me sentía como todos pertenecerle,
No me sentía bien y aún así les seguí la corriente.
Vi los días pasar y cuando empezaste a oscurecerte,
Los días de pronto se nublaron para siempre,
Era muy obvio que era difícil contenerle,
Pues cada célula de nuestro ser penetró e hizo su cimiento.
No puedo creer como pude ser tan inocente,
Me dejé llevar aunque yo era tan diferente,
Sabía distinguir muy bien el mal de alguna gente,
Hasta sentí la protección de mis arcángeles.
Miro hacia atrás y me duele haber sido tan indiferente,
Los días claros permití que se nublaran,
Hoy me arrepiento de no haberme opuesto a la maldad,
Sé que es tarde, pero hoy quiero cambiar a mi ciudad.
Gpe. Miguel Espinoza Carrillo
Culiacán, Sinaloa, México
26 de abril del 2025.
UN LEGADO DE AMOR
María del Carmen Maqueo Garza
A lo largo de la semana se han venido publicando infinidad de contenidos con respecto al Papa Francisco. Diversas opiniones que convergen en una sola, hemos perdido un gran ser humano, que, de uno u otro modo, ha alcanzado a tocar a todos. Deja atrás un legado de amor por el que será recordado siempre.
No puedo evitar sumarme a las manifestaciones con relación al papel de comunicador que tuvo Francisco a lo largo de doce años. Desde el primer momento rompió moldes, para distanciarse de gran parte del protocolo inherente a su alta jerarquía. Como jesuita de formación, fue congruente entre el decir y el actuar, apegado al cumplimiento cabal del evangelio.
Francisco llegó en el momento en que el mundo más necesitaba la figura de un líder carismático, cercano a los más sencillos, que se despojó de todo lujo para aproximarse a las necesidades de los enfermos y los pobres, haciéndose uno con ellos. No tuvo empacho en volver la vista a los marginados y a las causas desatendidas de la iglesia, para buscar el modo de incluirlos. Fue un papa inquieto por la casa de todos, que puso especial interés en el bienestar de la tierra. En su encíclica intitulada “Laudato sí” él llama a la tierra nuestra hermana y nos reprende por nuestra actitud de que, creyéndola de nuestra propiedad, la hemos expoliado. Él apela a la llamada “ecología humana”, término utilizado por primera vez por Juan Pablo II. Así mismo se permite incluir parte de las propuestas del Patriarca Ecuménico Bartolomé, para llamarnos a recapacitar entendiendo que los daños que provocamos a nuestra casa común son reprobables a los ojos del Creador. Finalmente hace un llamado a un desarrollo sostenible
En su encíclica “Fratelli tutti”, firmada precisamente en la población italiana de Asís, el pontífice inicia exaltando la figura de San Francisco y la forma como él se propuso conciliar posiciones tan disímbolas en un solo concepto: la fraternidad entre hermanos. Publicada en el 2020, en el tiempo en que comenzaba a arreciar la pandemia por COVID 19, Francisco habla del modo como los sucesos que marcaron el siglo veinte finalmente parecían orientarse hacia un orden común, como había sucedido en Europa al integrar la Unión Europea. Sin embargo, advierte que, de diversos modos, la humanidad está volviendo atrás, mediante procesos como la ideologización en aras de los intereses de quienes detentan el poder. Señala, con gran acierto, que ahora los seres humanos estamos más solos que nunca en un mundo globalizado, que pretende hacer desaparecer la identidad de los más vulnerables. Y de cómo la colonización cultural lleva a que los pueblos pierdan el alma y desconozcan parte de su idiosincrasia. Habló de lo que llamó “la prepotencia del más fuerte”, para nombrar las formas de dominio y polarización ejercidas por determinados regímenes populistas que, dentro de su forma de actuar, minimizan al ser humano y le coartan su libertad de ser y de expresarse, un derecho humano inalienable. Aborda sin tapujo el tema de la inequidad entre hombres y mujeres, aún vigente en gran parte del mundo. Contrapone la cultura del enfrentamiento, que actualmente vivimos, con la cultura del encuentro, que finalmente sería lo deseado. En esta misma encíclica aborda el tema de las redes sociales calificando su utilización como un espectáculo que puede ser espiado y vigilado por otros, con total pérdida del derecho a la intimidad. En otra parte se refiere al “prójimo sin fronteras”, con la más amplia de las acepciones para incluir grupos generalmente ignorados por la tradición canónica, refiriéndose a ellos como “los exiliados ocultos” de nuestras sociedades.
Para terminar, en otra de sus encíclicas intitulada: “Dilexit nos”, Francisco habla de la necesidad de volver al corazón en un mundo líquido como el que hemos venido desarrollando, en donde prevalece la desvalorización del centro íntimo del hombre. Expresa una metáfora que encuentro maravillosa: “cuando el corazón no vive, el hombre no está en sí mismo, sino junto a sí mismo”. Acertadamente habla de que, en estos tiempos de inteligencia artificial, hacen falta la poesía y el amor. “Amando, la persona siente que sabe por qué y para qué vive.”, sentencia que no pudo haber señalado de manera más clara la necesidad que todos tenemos de hallar un propósito a nuestra vida. Esto, dentro de la amenaza de un vacío existencial profundo, que se abre como las fauces malignas que buscan engullirnos. Porque (cito para terminar), “el mundo puede cambiar desde el corazón.”
Descanse en paz Francisco, un gran ser humano que, desde su honrosa posición jerárquica, deja a todos quienes le conocimos, un inagotable legado de amor para ser vivido de la única forma en que es válido hacerlo: a través de la acción.
¡Resiste mi México!, “que-herido”
“¿Hay algo que asuste más que el infierno? – dijo Aquilino -. Y, sin embargo,
la gente hace maldades. El miedo no frena a la gente en todas las cosas, Fushía”.
Mario Vargas Llosa. De su novela: La casa verde (1966).
Dr. Raúl Héctor Campa García. 20 de abril de 2025.
Frecuentemente, por distintos medios de información, a la sociedad se le pregunta: ¿Cuál es el problema principal de nuestro país? Y la respuesta inmediata, que se tiene “a flor de piel”, es la inseguridad que persiste en todo el territorio nacional. Al decir que la respuesta está a flor de piel, no es con el sentimiento emotivo que conlleva esta frase, sino con un sentimiento de miedo, aterrador en la mayoría de las veces. Pero desgraciadamente es la realidad. Realidad por la que cierta parte de la población está perdiendo la capacidad de asombro. A pesar del miedo que provoca esta situación, la maldad continúa.
En referencia a la falta de asombro, que se va perdiendo en todas las edades, lo he escuchado y presenciado en otras ocasiones. Ahora que estuve de visita en la capital del Estado de Sinaloa (como en otros), los enfrentamiento entre dos grupos importantes, que conforman uno de los cárteles más poderosos del mundo, que han provocado en un lapso de casi nueve meses, un número importante de asesinatos, incluso de personas inocentes, entre ellos niños. Después de un incidente delictivo, donde fallecieron (por el terrorífico efecto colateral), dos niños en edad escolar, al dispararles al automóvil en que viajaban, manejado por su padre: viene a colación la siguiente y breve narración:
El chofer contratado por un matrimonio, para que lleve y recoja a sus dos hijos a la escuela, en estos meses convulsos en Sinaloa, en uno de los días que fue por ellos al centro escolar (una niña y un niño, de 10 y 8 años, respectivamente) sucedió lo siguiente: Los niños, enterados de los lamentables hechos que han estado ocurriendo en la ciudad capital, hicieron el siguiente comentario (no literal): La niña le pidió al chofer que la llevara a una tienda de conveniencia ( las de dos X), para comprar alguna golosina; el conductor accedió al deseo de la niña:
Ante este grado “de adaptación” a la violencia, que vive la humanidad, uno se cuestiona: ¿Cómo es posible que vivamos en este mundo convulsionado por unos cuantos y la contemplación de muchos, en especial de las autoridades? Autoridades abúlicas en los tres niveles de gobierno, con su cobarde miedo o por el contubernio con el crimen organizado, que sigue en aumento, transformando a casi todo el territorio del país, inseguro: por robos, secuestros, cobro de piso, y convirtiendo al país en una verdadera fosa clandestina, por la barbarie con tantos asesinatos, que siguen aumentando sexenio tras sexenio. Ni poniendo a un director de seguridad pública que, “para que apriete, la cuña sea del mismo palo,” en el combate a la criminalidad que es parte de la corrupción política (en “algunos” casos), que sigue imperando en México. Quizás falte– como señalé en un viejo articulo- contratar al personaje de la serie de Netflix: The Blacklist (Raymond Reddington) para tratar de pacificar el territorio. ¿A cambio de qué?
El cargo de Secretario de Seguridad, lo han ocupado oscuros personajes que solo han paliado el problema y a veces ni eso; pero si, se han enriquecido explicablemente, y que han – se dice- tenido nexos con los delincuentes (ningún sexenio se ha librado de la sospecha de estos personajes). Además, tal parece que cada funcionario ha “dejado escuela del crimen” entre sus pupilos que han trabajado en cada gobierno. Es cuestión de “seguir la trayectoria de su actuar en esas secretarías o cómo se le llamare, anteriormente. Las paz de la sociedad sigue en un vilo a causa de inseguridad y de la corrupción rampante.
A pesar de que la mayoría de la población mexicana “profesa” el cristianismo, la inmisericorde barbarie, la violencia, los asesinatos y las desapariciones forzadas de personas, continúa. No se respeta la paz, ni en estos días santos, que se recuerda la crucifixión y la resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, que en la última cena les dio la recomendación a los apóstoles para que la llevaran a todos los rincones de la tierra, de su mensaje de: “Amaos los uno a los otros”. Pero la maldad de algunos “Judas Iscariotes” entendieron mal la indicación de Nuestro Señor Jesús, y la cambiaron por: “Mataos los unos a los otros”. Y en esta injusticia del “malentendido mensaje” por los maleantes, están pagando justos por pecadores. Están convirtiendo en nuestro país “en un Gólgota” (lugar o cerro de calaveras). Pagan los Justos como Cristo Jesús de Nazaret, que proclama la redención del mundo, por lo que fue crucificado. En esta, actual guerra fratricida, las muertes de inocentes son frecuentes.
Resiste mi México, la esperanza existe hasta en los últimos momentos, para que esto termine. La sociedad, la familia y los gobiernos, en armonía y honestidad, debemos aportar todo lo que esté de nuestra parte, empezando por nuestro entorno: la estabilidad y armonía familiar, la buena educación de nuestros hijos (promover el hábito de la buena lectura desde pequeños), promover el deporte y los espacios de sana convivencia, como prevención de las adicciones a drogas, corregir las desigualdades laborales, salarios justos a los trabajadores, empresarios y gobierno con responsabilidad social y subsidiarios y no usar la dádivas indignantemente coercitivas.
México Resiste, para que sanen tus heridas.
Dr. Raúl Héctor Campa García.
Cd. Obregón, Son. 20 de abril de 2025
raulhcampag@hotamil.com XRaulHectorCamp1