UN LUGAR PARA LA MEMORIA

María del Carmen Maqueo Garza

Esta semana nos sacude una terrible noticia: En el estado de México asesinan a un menor que había sido secuestrado, por el impago de mil pesos que su madre debía.  Se detuvo a tres presuntos criminales. En las investigaciones se encontraron evidencias físicas de maltrato al menor de cinco años.  Es una nota que en tiempos anteriores si acaso hallaríamos publicada en los dos tabloides que se ocupaban de este tipo de eventos.  Hoy la encontramos en el contexto de muchas otras notas periodísticas que dan cuenta de terribles actos criminales en los que nuestra sociedad ha caído.

Pudiera decir, sin embargo, que encuentro más significativo este caso frente a la narrativa de los excesos atribuidos a personajes de la política y sus allegados, que actúan como los clásicos “nuevos ricos”, haciendo ostentación de excesos, cuando –al menos en la letra—se declaran emisarios de la pobreza franciscana del actual régimen.

Si contrastamos el primer hecho, a todas luces infrahumano, con el segundo, totalmente dispendioso, hallaremos en ambos una pérdida de los valores tradicionales que rigen a una sociedad sana. Principios éticos y morales que, en teoría, se transmiten de generación en generación, y permiten mantener identidad, estabilidad y cohesión entre los miembros de un grupo civilizado.

Si estos principios son imbuidos a través de la familia, y en particular mediante el ejemplo, habrá que ir a revisar cómo dicho proceso se interrumpió o se distorsionó en la transmisión de valores como la integridad, la honestidad, el respeto, la responsabilidad y la moderación, entre algunos otros.  Cómo fue que esos personajes que actúan fuera de la norma llegaron a dicho alejamiento de los esquemas tradicionales.

Los infanticidas tal vez provengan de un estrato socioeconómico poco favorecido, en el que el respeto por los demás pudiera ser subestimado ante las necesidades de tipo económico. Aun así, se antoja que hay una gran distancia entre, en este caso, la necesidad por recuperar los mil pesos que fueron prestados, y el respeto por la integridad y la vida humana, muy en particular siendo la víctima un niño.

En el caso de los políticos paseadores y ostentadores habría que suponer que priva en ellos el cinismo y la hipocresía.  De no ser así, tal vez se trate de una disociación con respecto a la realidad, que no les permite percibir las cosas como en verdad son, llevados por pensamientos alucinatorios.

Uno y otro caso nos obligan a todos a hacer un alto en el camino y revisar nuestro personal modo de actuar.  Analizar en qué forma algo de lo que hacemos o dejamos de hacer puede estar contribuyendo a las conductas antisociales de quienes nos rodean. Si es nuestra simpatía o nuestra indiferencia lo que abona el terreno para que proliferen ese tipo de conductas.  Nos corresponde identificar cuántas veces nos quedamos callados pensando en “mejor no mover el agua”, o nos hacemos de la vista gorda, hacemos como que la Virgen nos habla y nos volteamos para otro lado. La suma de los pequeños actos de todos nosotros forma una ola destructora de gran altura, a manera de tsunami.

En estos tiempos políticos en que se ha ido dando el desmantelamiento de las instituciones, con sus graves consecuencias, nos toca a los ciudadanos trabajar por fortalecer aquellas que aún perviven: La familia, la escuela, la iglesia, el arte y la cultura, centros neurálgicos que ayudan a difundir y reafirmar los valores tan necesarios para todos nosotros. Su óptimo funcionamiento permite a los ciudadanos y a aquellos en formación, tomar conciencia de la propia persona y de los demás.  Comprender que cada ser humano es igual de importante que los otros, y que merece respeto, desde el inicio de la vida hasta su final.   Nos urge el reforzamiento de instituciones que contribuyan a enaltecer el valor del ser humano por lo que es, al margen de sus posesiones materiales, partiendo del principio de que las alas nos las proporciona el espíritu, no la riqueza tangible.

La concordia implica que nos veamos unos a otros a la misma altura y que avancemos juntos, cumpliendo cada uno la función que le corresponde, sin caer en la tentación de sacar ventaja maliciosa del puesto que ocupa. Convencido de que la justicia es el valor que prevalece en toda sociedad armónica.

Por último: La inteligencia emocional permite al ser humano alcanzar la satisfacción por lo que es y hace, no por lo que acumula ni lo que ostenta. En pocas palabras: Cuando en el centro del pecho se tiene un corazón pleno y realizado, no hace falta nada del exterior para sentir que vale. Con los hechos propios ya se ha ganado un lugar en la historia de su comunidad, un lugar para la memoria, por el que será gratamente recordado.

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EL DESASTRE QUE SE AVIZORA

María del Carmen Maqueo Garza

La obra de la escritora inglesa Noreena Hertz respecto a la soledad publicada por Paidós se intitula: “El siglo de la soledad”. Es un interesante ensayo, entre personal y académico, que da cuenta de la forma como la soledad se hace presente en estos tiempos y de la forma en que los humanos tratamos de paliarla.   Visita incontables escenarios para describir estados de ánimo, actividades y consecuencias en torno a la sensación de soledad, y nos habla de la serie de emprendimientos que se desarrollan para tratar de combatirla en los distintos grupos de edad, hablando desde robots de compañía programables para niños pequeños, hasta aquellos capaces de actuar como compañeros de vida o sexuales para jóvenes introvertidos o personas mayores que se encuentran solas.

Hay diversos planteamientos éticos que la autora hace respecto a los robots, en particular si, con el aumento de estas máquinas haciendo funciones de humanos, sus propietarios van a desarrollar un narcisismo que a la larga les dificulte aún más el sostener relaciones de afecto con otros seres humanos, que no podrán ser tan precisos en sus reacciones como lo es un robot al que se le programan sus funciones.  En particular complicado cuando se trata de niños, que crecerán demandando de sus pares la precisión que las máquinas ofrecen.

Un punto que la autora deja por demás claro es el hecho de que el aislamiento en el que tendemos a caer dificulta la comunicación con otros.  Comenzó a escribir su libro antes de la pandemia por COVID19, aunque la obra fue publicada por primera vez hasta el 2020.  Es cauta al suponer que las consecuencias que tendrá el confinamiento sanitario de esos años provocarán mayores repercusiones emocionales en la población mundial. No se equivocó, de alguna manera el temor terrible que provocó la transmisión del virus en los dos primeros años de la pandemia generó un marcado distanciamiento entre humanos. Me atrevo a afirmar que, en el 2025, aunque ya se cumplieron dos años de declarada como terminada la pandemia por COVID19, aún flota en el ambiente un cierto temor que se intensifica cuando nos enteramos del surgimiento de brotes aislados del virus inicial o de algunas cepas relacionadas.

La autora habla también de un concepto que hallé novedoso y por demás interesante. Se denomina “arquitectura disuasoria”. Pone de ejemplo principal un diseño denominado “banca de Camden”, cuya conformación desanima a los transeúntes a permanecer largo rato sentados en ella.  Fue creada originalmente para colocarse en el exterior del banco del distrito londinense de Camden, en donde solían estacionarse personas en situación de calle. La construyeron como una medida de seguridad que, sin embargo, al mismo tiempo representa una agresión urbana. Estos modelos de arquitectura hostil o disuasoria se han replicado en grandes urbes, tanto en las zonas comerciales como en los parques recreativos, lo que limita o anula por completo la convivencia entre seres humanos, sumándose a las otras formas existentes de dificultad para la comunicación presencial.

La autora hace hincapié en lo necesario que es fomentar la conexión y la amabilidad de unos con otros, con el fin de favorecer la salud mental, la inteligencia emocional y la creación de ambientes tanto domésticos como laborales –y escolares, hay que decirlo—encaminados a la creación de una sociedad satisfactoria para todos.

La crisis de soledad ha llegado a ser tan grave, que en algunos países de primer mundo ya se han instalado Ministerios de la Soledad. Tal es el caso de Japón y Reino Unido. De igual manera se han establecido instancias internacionales dedicadas a resolver este problema que acarrea consecuencias, tanto físicas como emocionales y espirituales.   El mercado hace lo suyo creando compañías que ofrecen amigos de carne y hueso con tarifas por hora para platicar, tomar café o ir de compras. Cobran alrededor de mil pesos por hora, y muchos de ellos tienen clientes asiduos que los contratan durante varias horas a la semana.

Es positivo que los gobiernos tomen en cuenta los problemas emocionales de la población en el diseño de políticas de urbanización y socialización.   Es importante que nosotros, como ciudadanos, identifiquemos el grado como este problema nos impacta, para buscar resolverlo con nuestros propios recursos.  Darnos cuenta de que vivir metidos en el celular puede significar que huimos de una realidad que no nos satisface. Y entonces revisar por qué conductos podemos mejorar, primero nuestra propia persona y luego nuestro entorno.

La conclusión a la que llega Noreena Hertz es que, para cambiar las cosas, es necesario interactuar con los demás, trabajar juntos por causas comunes a todos, y así salvarnos del desastre que hoy se avizora.

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UN LEGADO DE AMOR

María del Carmen Maqueo Garza

Días atrás falleció Isabel Turrent, escritora y ensayista mexicana, esposa de Enrique Krauze y madre de León Krauze, ambos también profesionales de las letras.  El hijo ha publicado un texto conmovedor sobre su madre intitulado “Legados de mi madre”.  El agudo periodista da rienda suelta a la sensibilidad del poeta que recorre con el corazón la casa de su infancia, se detiene en la habitación que su madre construyó con vivencias y tradiciones, para expresar el dulce dolor que ahora siente de no poder verla más como cada día.  A ratos –hace saber– espera que ella abra los ojos como cualquier otra mañana y que la vida siga adelante, cual si nada hubiera sucedido.

Su conmovedor manifiesto me remitió a un maravilloso libro de Juan Villoro intitulado “La vida que se escribe”, en el que analiza la obra de otro de los grandes: José Emilio Pacheco.  Del escritor fallecido en el 2014 destaca su estilo ensayístico desde el periodismo, y su forma única de entrelazar temas en apariencia incompatibles hasta obtener una nota brillante y por demás original.  Se refiere en especial a su columna “Inventario” publicada en el desaparecido periódico Excélsior durante poco más de cuarenta años, y de la cual no pudo hacerse una compilación sino en forma póstuma, por parte de la editorial Era, que se dio a prepararla dos años después de fallecido el escritor.

José Emilio Pacheco insistió en crear un periodismo que hablara sobre la cultura, generando textos híbridos que iban desde lo memorioso hasta lo histórico para describir hechos, personajes y notas periodísticas, muy a su estilo, siempre con un acento poético muy particular.   Gracias a todo ese trabajo de Pacheco y de brillantes periodistas anteriores y contemporáneos a él, es como hoy en día, quienes procuramos el periodismo escrito nos sentimos liberados de cartabones que dicten un único estilo para expresar lo que traemos dentro o bien, las impresiones de aquello que percibimos en nuestro derredor.  Ya no es mal visto combinar diversos géneros, con tal de que el texto resulte interesante y apegado a la verdad.

Bien señala Villoro que Pacheco conseguía narrar en un tono conversacional, de forma de atrapar al lector, convirtiendo a la larga ese cúmulo de diversos “Inventarios” en un libro de consulta que se abre en cualquier página para transmitir un mensaje único y bien escrito.

Atinadamente señala Villoro que, el golpe que dio el gobierno de Luis Echeverría al periódico Excélsior de Julio Scherer García en 1974, lejos de acallar las diversas plumas que poblaban sus páginas, derivó en una diáspora virtuosa que generó diversas publicaciones de muy variado formato como los periódicos Uno Más uno y La Jornada, y la revista Proceso, y de forma mediata, la creación de la revista Letras Libres.

A propósito de la intempestiva muerte de Rosario Castellanos, Pacheco expresó en una de sus columnas Inventario: “Nadie puede saber verdaderamente quién es un poeta, hasta que sus versos son su única voz…”   En este caso se cumple la excepción, y León Krauze, joven periodista, ante la muerte de su madre deja escapar al poeta que se abre paso entre las facetas deportivas, políticas e internacionalistas del comunicador para volcar su dolor en una poesía dicha en prosa que expresa su sentir más íntimo.  Como lectores la revelación de lo vulnerable de su condición humana nos llega hasta lo más profundo.

¡Con cuánta urgencia necesitamos leer textos que nos hermanen en esas situaciones que, finalmente, son comunes para todos! El dolor de una pérdida; la ausencia lacerante por razón de una muerte. Esos trances que todos hemos pasado o habremos de pasar, y que, al leerlos en pluma de otros, nos permiten procesarlos y hasta sentirnos acompañados.

La familia ha entrado en crisis.  Hay una desvinculación como nunca entre sus miembros, de modo que vamos cayendo en una convivencia de soledades que se desconectan entre sí.  Triste decirlo, pero con la muerte de los mayores puede precipitarse esa desunión, hasta terminar cada integrante por su lado.   Hermoso ejemplo el que dan, en este caso, tanto el esposo como el hijo ante la muerte de la esposa y madre.  Porque, hay que decirlo, Enrique Krauze ha publicado a su vez una semblanza de la trayectoria de Isabel Turrent a través de la palabra escrita, desde sus inicios hasta las publicaciones postreras.

Descanse en paz una gran mujer, que más allá de su actividad profesional y académica supo generar y afianzar vínculos familiares firmes que habrán de perpetuarla más allá de su partida física.  Nos queda muy claro que ella ha cumplido con su misión en la tierra.

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Es muy buen futbolista!

“¿Qué tal es como médico? Es muy buen vaquero”.

Dr. Raúl H. Campa García. 10 de agosto de 2025.

Hace muchos años, un estimado amigo, estando de guardia en urgencias pediátricas en el turno de jornada acumulada (sábados y domingos de la 7.00 am a las 11:00 pm), en una Institución de Salud de la localidad, después de que había consultado a varios pacientitos, toca a la puerta del consultorio una compañera enfermera, para que le consultara a su niño. Amablemente el compañero médico, la pasa al consultorio para revisar a su pequeño hijo.

¿Qué le pasa a su bebé? -Le pregunta- el doctor.

Mire doctor a mi niño lo atiende su pediatra particular, pero los fines de semana nunca lo encuentro, “disque” porque se va a un ranchito que tiene en un pueblo cercano rumbo a Yécora. Le comenta la compañera.

¡Mmm, sí!  Pero ¿dígame que le pasa a su niño?

Ha estado muy inquieto y lo noto como que esta calientito, no le tomé la temperatura – le responde la madre del niño. ¡aaay doctor!, es una lata con su pediatra! Para encontrarlo en los fines de semana; parece que se hace de adrede, cuando lo necesita uno. Creo que tiene hasta cabañita, allá en la sierra.

¡Ah sí! ¿Qué más tiene su bebé compañera?, ¿está comiendo bien sus alimentos, lo ha notado decaído? -le sigue cuestionando el pediatra.

Lo noto un poco triste, pero fíjese que come bien. No ha tenido vómitos ni diarrea – responde la madre. Su pediatra, lo mide y lo pesa cada vez que se lo llevo a consulta, pero con ésta ya van tres veces que cuando el niño se enferma en domingo o sábado, nunca lo encuentro. Por eso ahora lo traigo aquí con usted.

¡Oiga doctor! ¿Qué tal es como pediatra, lo conoce usted? – cuestiona al doctor la madre.

El doctor, apurado porque ya le habían traído más expedientes de niños que estaban esperando la consulta y al ver que la madre del bebé no se concretaba en responder lo que le preguntaba. -la madre sigue cuestionándolo: el doctor también trabaja aquí, en el turno nocturno entre semana. Usted lo ha de conocer ¿qué tal es, él como pediatra?

            El compañero médico, en un acto desesperado le contesta, casi enojado:

            ¡Es muy buen vaquero, el cabrón e #%&*=!

(El relato es real, pero con algunas modificaciones).

Este relato viene a colación porque ayer sábado acompañé a uno de mis nietos a ver el juego de fútbol de exhibición entre las leyendas de este deporte de los equipos: Las Chivas de Guadalajara y el Club América (Las Águilas); equipos con la historia de los juegos clásico del futbol de México. Vinieron los jugadores leyenda: Cuauhtémoc Blanco (América), Adolfo “Bofo” Bautista (de Las Chivas), entre otros más. Por cierto, quedaron empatados a 1 gol por equipo. Por el equipo del América El Cuau metió el gol y por Las Chivas, Ramoncito Morales.

Blanco está considerado como uno de los mejores jugadores de fútbol profesional de México, retirado con gloria de este deporte, oficialmente en el 2016; incursionó en la política el 2015, teniendo su residencia en el Estado de Morelos, ganó la presidencia municipal de Cuernavaca por un “Partido chirulero” (Socialdemócrata), renunciando al poco tiempo de afiliado y brinca, como es común en muchos políticos, a otro partido rémora (de esos pájaros de cuentas y de paso,  que “al cruzar el pantano político manchan sus plumajes … y desaparecen”); el Partido Encuentro Social. Estando en este partido rémora del oficialismo actual, el 2018 fue candidato ganador de la gobernatura de Morelos y actualmente Diputado Plurinominal (de cochi), por MoReNa.  Y cómo en el oficio político no pasa lo que el poeta Salvador Díaz Mirón expresa en su poesía, A Gloria: “Hay plumajes que cruzan el pantano y no se manchan … ¡Mi plumaje es de esos”!  (Díaz Mirón, por cierto, fue cercano amigo de Victoriano “El Chacal” Huerta).

Viendo jugar a Cuauhtémoc Blanco, me acordé de la anécdota relatada al inicio de esta columna. Cuando recién se metió a la política el futbolista, me dijo un querido colega y mejor amigo: Qué anda siendo EL Cuau de político, tan buen jugador que es. Al decirme esto mi amigo, pensé pobre Cuauhtémoc va a salir, no cómo el emperador azteca que le quemaron los pies, sino como la frase del filósofo de Güémez: “La política es como un gato en la chimenea, el que no sale quemado, sale tiznado”. Tal parece que así le está sucediendo al actual diputado y futbolero (no le han quemado los pies, pues metió un golazo cobrando un tiro de “penalti” … y en el congreso también). Pero con tantas broncas que se le acusan, como cuando salió en una fotografía con supuestos narcos, otra por peculado (¿qué no le alcanza para vivir de su peculio, como a otros políticos viajeros?) y uno más casi relacionado con lo anterior (no entendí dijo Catón) y la última, dicen, por intento de violación.  Puchiii que barbaridad.

Entonces alguien me preguntó ¿Cómo fue como gobernador y como político Cuauhtémoc Blanco?

“Es muy buen Futbolista”. Ayer lo vi jugar.

Dr. Raúl H. Campa García.

Cd. Obregón, Son. 10 de agosto de 2025.

raulhcampag@hotmail.com XRaulHectorCamp1

Facebook Raul H Campa Garcia. infocajem.com

 



«Todo el mundo me dice que tengo que hacer ejercicio, que es bueno para mi salud. Pero nunca he oído a nadie decir a un deportista: tienes que leer».
José de Souza Saramago falleció el 10 de junio de 2010, hace 15 años, a los 87 años. Fue el primer escritor portugues en recibir el Premio Nobel de Literatura en 1998, Su primera novela, 1917, «La vida», fue publicada por primera vez en español en 2021.  El Comité Nobel destacó su capacidad para «con parábolas sostenidas por la imaginación, la composición, y la ironía, permitirnos aprehender una realidad fugidia (huidiza)». Alabarde, 2014, fue la novela que Saramago trabajaba al morir. Solo alcanzó a completar tres capítulos; fue una publicación póstuma. Su discurso en el Banquete Nobel, el 10 de diciembre de 1998: Majestades, Alteza Real, Damas y Caballeros: La Declaración Universal de los Derechos Humanos se firmó hace exactamente 50 años. No faltan conmemoraciones ceremoniales. La atención se desvanece, ¿sabe? Cuando surgen asuntos serios, el interés público empieza a disminuir, incluso al día siguiente. No tengo nada en contra de estos actos conmemorativos. Yo mismo he contribuido a ellos, a mi modesta manera, y si no está fuera de lugar, ni es oportuno, ni desacertado, permítanme añadir algo más. En este medio siglo, es evidente que los gobiernos no han hecho moralmente por los derechos humanos todo lo que deberían. Las injusticias se multiplican, las desigualdades se agravan, la ignorancia crece, la miseria se expande. Esta misma humanidad esquizofrénica, capaz de enviar instrumentos a un planeta para estudiar la composición de sus rocas, puede constatar con indiferencia la muerte de millones de personas por hambre. Ir a Marte parece más fácil que ir al vecino. Nadie cumple con sus deberes. Los gobiernos no lo hacen, porque desconocen, no pueden, no quieren o porque no se lo permiten quienes gobiernan el mundo: las multinacionales o pluri continentales, cuyo poder.-absolutamente antidemocrático- reduce a la nada lo que queda del ideal de la democracia. Los ciudadanos tampoco cumplimos con nuestros deberes. Pensemos que ningún derecho humano existirá sin la simetría de los deberes que les corresponden. No es de esperar que los gobiernos de los próximos 50 años lo hagan. Por lo tanto, alcemos la voz. Con la misma vehemencia con la que exigimos nuestros derechos, exijamos responsabilidad sobre nuestros deberes. Quizás el mundo mejore un poco» José Saramago mantuvo una permanente postura crítica frente a los gobiernos de todo el mundo, a la vez que se comprometió con las causas más justas a favor de las minorías o de los más pobres. Considerado un demócrata, en una entrevista comentó: «Si alguna vez existiera la hipótesis de una revolución democrática, para mí ésta corresponderá al uso del voto en blanco. En las últimas elecciones europeas en algunos países se llegó al 50% de abstenciones, pero eso no genera tanto fastidio cuando la mitad de votos que se reciben son en blanco»

José Saramago: «Todo el mundo me dice que tengo que hacer ejercicio, que es bueno para mi salud. Pero nunca he oído a nadie decir a un deportista: tienes que leer».
Dr. Efraín Regalado Sánchez
Saludos.


POR QUIÉN DOBLAN LAS CAMPANAS

María del Carmen Maqueo Garza

Confieso que sé muy poco sobre el Heavy Metal. Leyendo noticias del mundo me entero de que esta semana falleció Ozzy Osbourne, cantante británico de este género, mejor conocido como “El príncipe de las tinieblas”, quien alcanzó fama mundial junto con su grupo “Black Sabbath” en los años setenta. Lo poco que conozco de él es casi de rebote, por notas de espectáculos que habré leído en diversos medios en los últimos cincuenta años, tiempo de duración de su carrera musical, con un intermedio a causa de su profunda adicción a las drogas. Lo que hallé totalmente fuera de contexto, tanto que me lleva a redactar la presente colaboración, es un par de gestos manifestados por los legisladores de la nación. Primero una esquela por la muerte del cantante, por parte de la Cámara de Diputados. Circuló en redes a escasas horas de su fallecimiento; inicialmente me hizo pensar que se tratara de una publicación falsa.  Pero ya con una segunda expresión en la misma línea, me convencí de la verosimilitud de lo publicado. Esta vez fue por parte del pleno de la Cámara de Senadores, donde se solicitó un minuto de aplausos de pie como homenaje luctuoso a Osbourne.

Por todo lo anterior podemos concluir que nuestros legisladores son entusiastas aficionados a este género del Heavy Metal, de modo que ambas cámaras se manifestaron por el fallecimiento de Osbourne, sin embargo, no estoy de acuerdo con que los gustos particulares, por más apasionados que sean, merezcan un lugar en la agenda legislativa del Estado Mexicano.   En absoluto es un asunto de interés nacional.  Y vaya, si tal fuera el caso, de ponernos a dedicar honras fúnebres a todos los famosos que fallecen, habría que incluir en la orden del día a tantos personajes virtuosos: Científicos; académicos; músicos; escritores; cineastas y filántropos, entre tantos otros, cuya trayectoria excepcional ha representado enormes avances para la humanidad. Ahora podría ser el turno de Chuck Mangione, la leyenda del jazz de nacionalidad norteamericana, quien murió unos cuantos días después.

Podríamos especular en todos los sentidos respecto a qué hay detrás de estos gestos de nuestros legisladores.  Tal vez pretendan distraer la atención de otros asuntos que resultan incómodos, o quizá consideren que han agotado los acuerdos de primer orden en cuanto a legislación, solución de conflictos y asuntos de política exterior, entre otros, y no hallan cómo ocupar su tiempo… Más allá de la causa que generó estas honras fúnebres fuera de lugar, percibo algo muy preocupante: La falta de respeto que nuestros legisladores están demostrando para los asuntos que en verdad impactan a los ciudadanos y en los que esperaríamos verlos trabajando de manera seria y decidida.

Buscando cómo intitular la presente colaboración vino a mi mente el título de la que es quizá la novela más importante del Premio Nobel de Literatura 1954 Ernest Hemingway. En ella el escritor volcó todo el dolor que venía cargando a raíz de su participación como corresponsal de guerra durante la Guerra Civil Española, en la que también trabajó como facilitador de apoyo humanitario.  Cada línea que escribió fue una forma de catarsis de su dolor personal ante la pérdida de vidas que le tocó atestiguar en aquel país.  Uno de los fragmentos más célebres del poema de John Donne que dio nombre a la novela de Hemingway reza así: “La muerte de cualquier hombre me disminuye porque estoy ligado a la humanidad, y, por consiguiente, nunca preguntes por quién doblan las campanas: las campanas, doblan por ti.”

No dudo que algún entusiasta legislador pudiera argumentar, basado en este mismo fragmento del poema, que precisamente por eso emprendieron el homenaje luctuoso al músico británico, porque tanto él como ellos son parte de la humanidad. A lo que yo, con razones por demás poderosas, replicaría que, precisamente esa exaltada sensibilidad que mostraron hacia “El príncipe de las tinieblas”, debería ser expresada en primer lugar por los propios: Los muertos a causa de la violencia; los desaparecidos; los niños con cáncer; las madres buscadoras, y los migrantes que mueren en su intento por alcanzar una mejor vida para ellos y sus familias.  Como quien dice, comencemos por los de casa a expresar nuestra simpatía y solidaridad, y ya luego le seguimos con el resto del mundo.

Por cierto, el Senado pareció terminar agotado de tanto aplaudir, de modo que no dio entrada a dos intervenciones relacionadas con el crimen organizado en Tabasco, algo que, visto por donde se vea, representa un asunto de verdadero interés nacional.  Me preocupa imaginar que así se vayan a estar estableciendo las prioridades dentro el Poder Legislativo en lo que resta de su ejercicio.

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Publicada en 1932, Un Mundo Feliz es la novela más famosa de Aldous Huxley, y supuso el anticipo de diferentes realidades actuales: tecnología reproductiva, cultivos humanos y sobre todo el uso de fármacos y drogas para manejar las emociones. Forma parte de una de las obras de ciencia ficción: Fahrenheit 451 de Ray Bradburg, y 1984 de George Oxwell. El título tiene origen en una obra de Shakespeare, «La Tempestad», en el acto V, cuando Miranda pronuncia su discurso: <¡Oh, qué maravilla! ¡Cuantas criaturas bellas hay aquí! ¡Cuan bella es la humanidad! ! Oh, mundo feliz, en el que vive la gente así >. Un mundo feliz es un mundo utópico, irónico y ambiguo donde la humanidad es permanentemente feliz, donde no existen guerras ni pobreza y las personas son desinhibidas, tienen buen humor, son saludables y tecnológicamente avanzadas. Marián Ortiz (cultura genial) , hace un análisis de la novela. La ironía de esta perfección  creada por el ´Estado mundial´, la entidad que gobierna en este mundo feliz, es la aplicación de medidas que eliminan a la familia, la diversidad cultural, el arte, la ciencia, la literatura, la religión y la filosofía. El Estado mundial del mundo feliz  tiene como lema: «comunidad, identidad, estabilidad». El Estado mundial utiliza una medidas o patrones con el fin de uniformar al «producto humano»: a) acondicionamiento de los infantes, donde se usan técnicas avanzadas de sugestión como la técnica de hipnopedia o educación mediante el sueño; b) sistema de castas: se desarrolla una ciencia de las diferencias humanas, que permite al gobierno destinar a cada individuo el lugar adecuado con una jerarquía social y económica (Alfa, de clase alta, Beta,de clase media, Gama y Delta, de clase media y baja, suelen ser obreros, Epsilon, de clase baja, dependientes del trabajo y regalías del director, no suelen ser inteligentes para que no se rebelen); d) soma: sustancia con el fin de paliar sentimientos melancólicos; e) sistema de eugenesia: creación de humanos a partir de tubos de ensayo, con el fin de «perfeccionar» la especie humana. Es una sociedad mecanizada, deshumanizada en la que los individuos creen ser libres pero que,sin embargo, están controlados y determinados desde su «creación». Es un sistema que quiere garantizar la felicidad, son seres prescindibles. En régimen en el que no caben las sensaciones. Una dictadura «vestida» de democracia. Los principales personajes son: Bernard Marx; un alfa que se siente incómodo en su mundo y comienza a cuestionar las normas sociales; Lenina Crowne: una beta que simboliza la conformidad y la búsqueda del placer en una sociedad controlada; Jon (el Salvaje): criado en una reserva, representa la humanidad perdida y desafía las normas del Estado mundial. Cada uno de estos personajes ilustra diferentes reacciones frente a la opresión del sistema. El libro es un análisis de la sociedad tecnológica y consumista. Describe con conocimiento científico y humanista, un futuro ya próximo a nuestro presente, por lo que vale la pena leerlo.

Aldous Huxley: «Cien repeticiones tres noches por semana, durante cuatro años…..sesenta y dos mil cuatrocientos repeticiones crean una verdad. !Idiotas!
Dr. Efraín Regalado Sánchez


Khalil Gibrán, 1883-1931, nació en Bisharri (Líbano), poeta, pintor, novelista y ensayista. La república de El Líbano es un pequeño país árabe, bañado por el Mar Mediterraneo. Muchos de sus habitantes son de religión musulmana, aunque hay un alto porcentaje de cristianos maronitas, a los que pertenecía Khalil Gibran, un profundo pensador. Durante su estancia en su país natal, destacó su habilidad para el dibujo y nace en él la idea de escribir un libro, «El profeta», 1923, que con el tiempo sería su obra cumbre, compuesta de 26 ensayos poéticos, y ha sido traducida a más de 115 idiomas. El profeta  Almustafá, el elegido, el buen amado, aurora de su propio día, había esperado durante 12 años en la ciudad de Orfelis el regreso del barco que debía devolverlo a la isla que lo vio nacer.Cuando bajaba de la colina una honda tristeza se apoderó de él y pensó en su corazón: ¿Cómo podré marcharme en paz y sin pesar?. Antes de partir, la gente de la isla le pide que comparta con ellos su conocimiento y sabiduría y le piden consejos como el amor, el trabajo o la muerte, entre otros. Una mujer que sostenía un niño contra su seno pidió: Háblanos de los niños. Y dijo: «Vuestros hijos no son vuestros. Son los hijos y las hijas de la Vida, deseosa de sí misma. Vienen a través vuestro., pero no vienen de vosotros.  Y, aunque están con vosotros, no os pertenecen, Podéis darle vuestro amor, pero no vuestros pensamientos. Porque ellos tienen sus propios pensamientos. Podéis albergar sus cuerpos, pero no sus almas. Porque sus almas habitan en la casa del mañana que vosotros no podáis visitar, ni siquiera en sueños. Podéis esforzaros en ser como ellos, pero no busquéis el hacerlos como vosotros. Porque la vida no retrocede ni se entretiene con el ayer. Vosotros sois el arco desde el que vuestros hijos, como flechas vivientes, son impulsados hacia adelante. El arquero ve el blanco en la senda del infinito y os doblega con su poder para que su flecha vaya veloz y lejana. Dejad, alegremente, que la mano del arquero os doblegue. Porque así como él ama la flecha que vuela, ama también el arco, que es estable.» Khalil Gibran ha dejado un legado innegable que lo sitúa en los escalones superiores de la literatura universal. En cada capítulo, El Profeta comparte su sabiduría y ofrece perspectivas nuevas y profundas sobre cada aspecto de la vida.Por ejemplo nos enseña que el Amor no debe ser posesivo ni restrictivo, sino que debe permitir a cada individuo crecer y ser libre. El profeta es una obra maestra que nos invita a reflexionar sobre la vida y cuestionar nuestras creencias y acciones. Nos enseña la importancia de la libertad y el respeto hacia los demás, así como buscar nuestro propio camino y seguir nuestros sueños. Antes había publicado El loco (1918) y posteriormente El precursor. Una de sus frases más destacables está tomada de Arena y Espuma, 1926: «La mitad de lo que digo no tiene sentido, pero lo digo para que la otra mitad pueda alcanzarlos.»  Muere en 1931 en Nueva York a los 48 años, de tuberculosis y cirrosis hepática; su cuerpo fue llevado al Líbano, donde se construyó un museo en su memoria.

Khalil Gibran: «Decir la verdad es un acto de amor. Decir una mentira es un acto de odio».
Dr. Efraín Regalado Sánchez
Saludos..


UN SER HUMANO EXCEPCIONAL

María del Carmen Maqueo Garza

Cuando un hombre ha hecho lo que él considera como su deber para con su pueblo y su país, puede descansar en paz. Nelson Mandela

Es un hecho innegable que todos vamos a morir.  El principio se cumple desde el momento de nuestra concepción y en adelante; para cada uno hay un momento en que la vida como tal termina, y es a partir de entonces, cuando abandonamos este plano físico, cuando comienza a descubrirse la obra que una persona labró sobre la estofa del tiempo, y por lo que habremos de recordarlo siempre.

Esta mañana me topé con una triste noticia: El fallecimiento del profesor José Guadalupe Betancourt Flores, gran personaje en la educación media y media superior de Piedras Negras.   A mi llegada a esta ciudad tuve la enorme fortuna de tratar de cerca al profesor y a su familia, y puedo decir sin temor a equivocarme, que todos ellos son grandes seres humanos, que saben entregar lo mejor de su persona, sin reparar en ningún aspecto para hacerlo.   Hoy el profe parte hacia una nueva dimensión. Los que nos quedamos lo hacemos convencidos de que con su vida ha dejado grandes beneficios alrededor de la parcela que le tocó trabajar.   Fue un ser humano sabio, generoso, siempre entusiasta, dispuesto a ayudar a todo el que pudiera necesitarlo.

El CBTIS 34 de Piedras Negras, del cual formó parte de la plantilla de maestros y del cuerpo directivo, puso su nombre a la biblioteca del plantel.  Esto resulta muy significativo, siendo ese magno espacio el venero a donde los jóvenes preparatorianos van a abrevar conocimientos, como parte medular de su formación.

Pocas son las personas a las que, invariablemente, cuando las recordamos, no podemos menos que esbozar una sonrisa.  Ese es el caso del profe Betancourt, cuyo rostro alegre y su absoluta buena disposición lo caracterizaron siempre.  Sería una labor titánica tratar de enumerar las ocasiones en que cualquiera de nosotros recibió, no uno sino muchos regalos de su parte: Tiempo, atención, interés y empatía.  De esos regalos costosísimos que no cualquiera es capaz de brindar.

Ahora viene el tiempo de despedirlo, de darle las gracias por su vida y el amor que dispendió para con todos los que tuvimos en suerte conocerlo y tratarlo. Lo vamos a extrañar de muchas maneras. La familia que ha formado puede estar por demás orgullosa de él, y continuar esa obra sagrada que él y su esposa algún día iniciaron, y que ahora ha fructificado de muchas maneras, a través de sus descendientes, hombres y mujeres de bien.  Qué orgullosos deben de sentirse de saber que en la mente y el corazón de cada uno de los alumnos que él tuvo en las aulas, hay una fracción del amor que supo imbuir en ellos.  De igual manera amigos, vecinos y compañeros de lides académicas y políticas, van a echar de menos al colega animoso y emprendedor que supo vivir en forma auténtica el concepto de una ciudadanía siempre proactiva a favor de los demás.

La integridad es un valor que, por desgracia, cada día se pierde más y más.  Nos hemos ido encerrando en nuestra propia esfera individual, y llegamos a ser capaces de faltar a la verdad y a la congruencia de muchas maneras. Para nuestra fortuna hay figuras, como la del profe Betancourt cuya vida nos proyecta precisamente eso, la integridad del ser humano; la coherencia entre el pensar, el sentir y el actuar, con total honestidad y transparencia, sin dobleces. Podemos afirmar que, aunque él ya no esté, su testimonio como persona recta y honorable perdurará para ejemplo de muchas generaciones más.

Descanse en paz un ser humano excepcional. Sepa, profe querido, que todos nosotros seguiremos adelante sorteando las vicisitudes de la vida inspirados en su ejemplo, con la mejor cara y la mejor actitud, tal y como usted, con su ejemplo cabal de cada día, nos enseñó a hacerlo.

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RUIDO VS: RUIDO

María del Carmen Maqueo Garza

En fechas recientes platicaba con algunos jóvenes para tratar de entender su afición por el Instagram y lo que, para mí, resulta muy misterioso, su abandono del Facebook.  Hallé diversos argumentos y justificaciones, pero algo dicho por uno de ellos me dejó las cosas muy claras. Mencionó algo así: “A través de Instagram puedo hacerme presente sin necesidad de revelar mis estados de ánimo. Subo una historia divertida y con ello ya saludé a las personas que me importan, pero puedo seguir mi día sin ser cuestionado.” Lo asocié de inmediato con una imagen que acababa de ver en algún centro comercial, la de una jovencita menuda que portaba unos auriculares tan grandes, que la hacían ver como una caricatura en la que el personaje corre riesgo de irse de cabeza por el peso de estos.   Me reveló muchas cosas, en especial su deseo de permanecer aislada del mundo que le rodea, metida en su propia burbuja digital.

Es preocupante: La tecnología nos ha vuelto personas encerradas, recelosas, con temor de que nuestro espacio sea invadido.  Nos encerramos a través de auriculares, pantallas y otros dispositivos electrónicos como una respuesta frente a un mundo que no parece agradarnos del todo.  Como si repeliéramos la condición humana de quienes nos rodean, con sus aciertos, pero también con sus errores, o simplemente por no atender al guion que nuestra mente ha ideado para ellos.  Al disentir de lo que nosotros esperaríamos recibir, simplemente los eliminamos de nuestro campo sensorial y afectivo.  Nos encerramos en un mundo que, de entrada, sentimos que controlamos, aunque en realidad estamos siendo una pieza más en el ajedrez que unas manos ajenas están jugando en la red.

Primero fue el judío polaco Zygmunt Bauman, filósofo y sociólogo, y más delante Byung-Chul Hahn, el filósofo sudcoreano-alemán, quienes han abundado sobre el tema: Estos tiempos que denominan el posmodernismo han producido una modernidad líquida que se caracteriza por su falta de formas, sus cambios constantes y la inestabilidad que esto produce en la mente y el corazón de los internautas.   En la red se expresa al máximo el consumismo, convirtiéndonos a la vez en consumidores y mercancía.  Adecuamos nuestra vida a lo que otros esperan de nosotros, y a ratos no alcanzamos a comprender que, en verdad, el sistema nos tiene trabajando para él.  Con nuestros aportes cibernéticos alimentamos la oferta que vende en la red.  Los beneficiarios finales de este intercambio de bienes digitales son las firmas que sostienen todo el entramado. ¡Pero nosotros vivimos en la ilusión de que somos los privilegiados creadores de contenidos!

Vamos a un concierto y observamos entre el público la infinidad de luces que indican que hay cámaras de celulares grabando el evento.  Dejamos de disfrutar en vivo aquello por lo que pagamos, para grabar y ser los primeros que lo suben a la red, o que lo hacen de la mejor manera.  Lo mismo sucede cuando presenciamos un evento trágico: Nos colocamos en posición de ser quienes mejor dan cuenta de ello, como reporteros gráficos en la red.  No se nos ocurriría asistir a las personas afectadas, aun cuando tuviéramos posibilidad de hacerlo.  Lo importante es entrar en la competición por la mejor imagen y ganar.  Lo demás es lo de menos.

“FOMO”: “Fear of missing out”, un término que ya hemos utilizado en este espacio.  Significa el miedo a quedar excluidos del tren donde todos viajan, a no ser tomados en cuenta.  Por ello somos capaces de lo que sea.  La red nos impulsa a engancharnos para –ilusoriamente—satisfacer nuestro sentido de pertenencia.  Como el mundo virtual es a lo que estamos dedicando nuestro tiempo y nuestra sangre, a él nos debemos.

Tal y como anteriormente sucedía con el televisor dentro de casa: Llegábamos de visita y teníamos que competir con el volumen del aparato para entablar una plática con los habitantes de casa.  Ahora ocurre algo similar, pero en otra de sus variantes: El joven siente la necesidad de mantenerse conectado con un ruido proveniente del exterior, para acallar su ruido interior que le atemoriza.  Busca apabullarlo de distintas maneras.

Byung-Chul Hahn en su libro “No cosas” habla de la forma como nos enganchamos a través de las pantallas digitales a una presencia que finalmente es intangible, plana y transparente, dejando de lado lo único real, que son las relaciones presenciales, la aceptación de nuestra condición humana en sus diversas expresiones.  No hay seres humanos idénticos ni perfectos; ninguno de ellos va a empatar con nuestros deseos personalísimos.  Pero, justo en ese intercambio de condiciones únicas entre dos personas, es como se entabla una relación auténtica y duradera.   Lo único real para hacerlo es lo humano.

Mucho qué reflexionar sobre el tema: ¿No le parece?

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