No escribo como hablo, no hablo como pienso, no pienso como debería pensar, y así sucesivamente hasta las más profundas tinieblas
Franz Kafka, el pasado 3 de junio cumplió el centenario de su muerte, uno de los escritores más influyentes del siglo XX. Nació en Praga, Imperio austrohúngaro, actual capital de la República Checa. Nació el 3 de julio de 1883, en el seno de una familia judía, recibió su nombre en honor del emperador Franz Joseph, falleció el 3 de junio de 1924 en Austria. Además de escritor, se doctoró en Derecho en 1906. La influencia de Franz Kafka en todos los ámbitos de la cultura es incuestionable que, incluso el término «kafkiano», un concepto utilizado para describir situaciones innecesariamente complicadas o absurdas y experiencias frustrantes, se ha convertido en un adjetivo de uso común en todo el mundo. National Geographic menciona algunos aspectos de su vida para conocer un poco mejor el pensamiento de este escritor universal: 1) para convertirse en escritor y dedicarse a la literatura, su gran pasión, tuvo que enfrentarse a su autoritario padre, que le provocaba un atávico y profundo miedo, uno de los motivos por los cuales Kafka le dedicó una carta de 103 páginas titulada «Carta al padre». Le encargó a su madre que la entregase, pero nunca llegó a hacerlo. 2) El miedo al compromiso lo condujo al fracaso en todas y cada una de las relaciones que emprendió. Kafka sabía cómo atraer a las mujeres, pero cuando llegaba el momento de formalizar una relación aparecían los «demonios», el «miedo al compromiso»: tener que dejar su vocación de escritor por una monotonía en una oficina, algo que odiaba profundamente. 3) Los especialistas en su figura desconocían cuáles eran realmente sus problemas psicológicos, pero, en sus anotaciones privadas es que utilizaba términos como «demonios» o «desamparo», para reflejar su estado de ánimo en cada momento, algo que Freud denominaría «neurosis obsesiva». 4) Tras ser diagnosticado de tuberculosis con sólo 34 años, se puso en contacto con su amigo Max Brod pidiéndole que tras su muerte debía quemar todos sus escritos que no se hubieran publicado; además, nadie debía leer todo lo que iba a ser pasto de las llamas, porque creía que su obra no tenía valor y, además pensaba que no era buen escritor y que su legado podía arruinar los pocos logros que había conseguido en la vida. 5) Kafka era vegetariano. 6) Desarrolló el primer casco de uso civil mientras trabajaba como gerente en el Instituto de Seguros de Accidentes Laborales de Bohemia, en Praga. «La Metamorfosis» es su obra icónica: la historia de Gregor Samsa quien despierta un día convertido en gusano. Franz Kafka; «No escribo como hablo, no hablo como pienso, no pienso como debería pensar, y así sucesivamente hasta las más profundas tinieblas». Dr. Efraín Regalado Sánchez.