ANDREA Y LAS ELECCIONES, María del Carmen Maqueo Garza
ANDREA Y LAS ELECCIONES
María del Carmen Maqueo Garza
Hemos aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces;
pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir como hermanos. M.L.King
Nos está tocando vivir una época difícil en la esfera emocional. Amén de los problemas globales derivados de factores de tipo económico, político y de amenazas ambientales, la toxicidad se ha extendido al ámbito personal para generar grandes y graves daños emocionales.
En una de sus últimas charlas el Doctor José Antonio Lozano Díez establece los tres campos desde los cuales nos expresamos: El público, el privado y el íntimo. Él atribuye muchos de los males espirituales de la actualidad a la difuminación entre esos espacios, que nos inclinan a volver público todo lo propio, descuidando conservar, tanto lo personal como lo íntimo con sus debidas reservas. Ello explica la narrativa que muchos desarrollamos en redes sociales buscando volcar de forma pública hasta el último detalle de nuestra vida.
En lo personal me llevó más allá en este sentido: A partir del surgimiento del partido Morena en México, se ha desarrollado una gran polarización que tal vez solo vimos a principios del siglo veinte durante el Porfiriato. Esta corriente ha logrado enfrentar hasta miembros de una misma familia, fracturando los lazos que deberían de quedar a salvo de ideologías divergentes. Situación muy lamentable cuando, precisamente, la fortaleza de la familia es tan necesaria en estos días.
Estoy terminando un libro de la escritora española Carmen Laforet: La novela “Nada” fue escrita en 1945 y se considera su magna obra. Se sitúa en Barcelona en el período inmediato después de la Guerra Civil Española y su protagonista central, Andrea llega a vivir con unos parientes cercanos a los que nunca ha tratado. La casa, ubicada en la calle de Aribau es una representación tangible del caos en el que España comenzaba a recuperarse. Dentro hay polvo, telarañas, olores más que desagradables, y un camastro nada cómodo. A partir de ahí Andrea, al fin adolescente, comienza a tratar de armar su vida a partir de interactuar, tanto con la familia y la doméstica, como con personajes del exterior de la casa, siempre con el temor de ser juzgada severamente debido a su singular situación personal.
Lo maravilloso de la obra es la forma en que nos va desvelando los dos planos en los que se mueven los personajes, desde los centrales que acompañan con grandes altibajos a la protagonista, como los de una elite aristocrática que comienza a reconstruirse a partir de la conclusión de la Guerra y surgimiento del franquismo. Hay escenas conmovedoras que nos muestran a Andrea enfrentando situaciones que no atina cómo manejar; lo hace por intuición, pues se sabe finalmente sola.
Estos dos planos magistralmente presentados por la escritora me llevaron a transpolar el estado emocional de esos personajes al momento actual, para reflexionar que cada uno de nosotros, como seres humanos, actuamos en forma pública movidos por motivos internos que, tal vez, ni nosotros mismos nos hayamos sentado a analizar. Siguiendo más delante, nuestra actuación será acogida de distinta forma de acuerdo con los motivos internos de quien la va conociendo. Entonces ya tenemos cuatro factores distintos que juegan en las relaciones humanas en forma cotidiana. En estos tiempos de superficialidad, cuando difícilmente se nos ocurre zambullirnos dentro de nosotros mismos para entender las razones que nos mueven, aquello se vuelve aún más complejo.
El período electoral está por arrancar. Es lógico que quienes han utilizado la polarización en estos años, refuercen dicho mecanismo como parte de su campaña. Por lo anterior, este es el mejor momento para hacer un análisis personal, revisar qué me mueve hacia dónde, y plantearme si seguir por ese camino es lo mejor para mi persona. Más delante explorar con los seres cercanos el ámbito privado, recuperar lo que debe de permanecer en ese espacio para solaz y crecimiento de todos. Finalmente ir hacia la esfera pública. Hasta hoy vivimos en una democracia. Tenemos la libertad de elegir y de expresar nuestras preferencias electorales; nadie nos lo puede impedir, condicionar o coartar. Seamos claros en nuestro núcleo social para manifestar que una cosa es por quién vamos a votar, y otra muy distinta la relación personal entre unos y otros. No se justifica en absoluto armar una violenta rebatinga, cuando podemos exponer civilizadamente nuestras diferencias.
El libro: Maravillosa herramienta que nos sitúa en tiempo y geografía, y finalmente frente a nosotros mismos para descubrir de la mejor manera nuestras expectativas, nuestras limitaciones y el actuar personal hacia el exterior. Excelente momento el actual para llevarlo de compañero de camino.